El propietario de un kiosko que atiende a los deportistas en las canchas auxiliares del estadio Félix Capriles fue quien se percató de la existencia de dinamita en el pasto, cerca de una de las canchas. Llamó a la Policía, que verificó la voz de alarma.

Efectivos de la Unidad Antiexplosivos de Bomberos llegó hasta las canchas auxiliares del estadio y contaron que dos cachorros de dinamita habían sido dejados allí, listos para ser detonados. “Estaban completos, mecha lenta, carga de nitroglicerina y detonante eléctrico. Los desactivamos”, detalló uno de los agentes. Los padres de niños que entrenaban fútbol y atletismo, a unos metros de las dinamitas, expresaron su preocupación por lo acontencido. Ninguno vio quién dejó los explosivos y menos imaginan con qué intenciones.