Opinión Bolivia

  • Diario Digital | jueves, 18 de abril de 2024
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Migrantes, víctimas y “culpables”

Migrantes, víctimas y “culpables”
“Les han robado su lugar en el mundo. Han sido despojados de sus trabajos y sus tierras. Muchos huyen de las guerras, pero muchos más huyen de los salarios exterminados y de los suelos arrasados. Los náufragos de la globalización peregrinan inventando caminos, queriendo casa, golpeando puertas: las puertas que se abren, mágicamente, al paso del dinero, se cierran en sus narices. Algunos consiguen colarse. Otros son cadáveres que la mar entrega a las orillas prohibidas, o cuerpos sin nombre que yacen bajo tierra en el otro mundo adonde querían llegar”. Citábamos ayer al escritor uruguayo Eduardo Galeano y hoy lo volvemos a hacer. Pocos como él reflejaron en pocas líneas el drama de los migrantes del mundo. Y, encima de lo que tienen que sufrir, son quienes buscan un mejor destino víctimas de exclusión y persecución.

A su llegada a Bolivia para participar en la Conferencia Mundial de los Pueblos "Por un mundo sin muros" que hoy culmina en Tiquipaya, el expresidente de Colombia Ernesto Samper dijo que los populismos de derecha satanizan y criminalizan a los inmigrantes para ganarse el favor de sus electores, y propuso abordar este tema no como un problema, sino como un derecho a la movilidad humana. El también exsecretario general de Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) dijo que la ola de populismo concibe a los inmigrantes "como si ellos fueran los culpables de la falta de empleo, de la ocurrencia de todo tipo de delitos o simplemente por la inestabilidad social causada por la crisis económica". Por tanto, llamó a dejar de lado "el concepto discriminatorio, inclusive criminal de andar satanizando a los migrantes mundiales que no representan más del 3 por ciento de la población total, para comenzar a hablar del derecho a la movilidad humana".

Aunque el fenómeno del rechazo a los migrantes se produce en la mayor parte de los estados de Occidente, uno de los más notables representantes de ese señalado populismo de derechas es el presidente de la nación más poderosa del mundo, Donald Trump. Y resulta paradójico además que lo sea, porque su país es uno de los mejores vendedores de armas del planeta, a la vez que uno de los más contaminantes, es decir un causante, directo o indirecto, de migraciones. Por ello, el expresidente de España José Luis Rodríguez Zapatero criticó al Mandatario por sacar a EEUU de los acuerdos por el clima de París, si bien sostuvo que "la historia no se va a detener ni por Trump ni por ningún gobernante que desprecie los derechos humanos". Por su lado, el expresidente ecuatoriano Rafael Correa consideró que "trogloditas" como Trump, al mando de "la potencia más grande que haya conocido la humanidad, sí pueden cambiar el curso de esa historia y sí pueden demorar el avance de la historia".

Ahora bien, por supuesto que acontecimientos como la Conferencia de Tiquipaya, si bien realzados por la presencia de destacadas autoridades e intelectuales bolivianos y del exterior, poco o nada resonarán en los oídos de los poderosos del orbe. Sin embargo, son pues necesarios para crear redes de solidaridad entre movimientos de resistencia y para generar conciencia. Ayer nomás, la agencia de noticias EFE informaba que decenas de activistas protestaron contra el presidente Trump y su política migratoria y de refugiados frente a la Casa Blanca, en ocasión del Día Internacional de los Refugiados. Durante el día establecido por Naciones Unidas, los activistas se manifestaron para mostrar solidaridad con los que buscan asilo en EEUU, demandar que el Gobierno les dé refugio y subrayar sus contribuciones al país.

Es sobre las reivindicaciones de los marginados y desposeídos que, colectivamente, se pueden idear estrategias de una lucha que a la larga cambie el orden establecido.