Opinión Bolivia

  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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Cumbre y acciones

Cumbre y acciones
Imagine usted los siguientes absurdos: “Cristóbal Colón no consiguió descubrir América, porque no tenía visa y ni siquiera tenía pasaporte. A Pedro Alvares Cabral le prohibieron desembarcar en Brasil, porque podía contagiar la viruela, el sarampión, la gripe y otras pestes desconocidas en el país. Hernán Cortés y Francisco Pizarro se quedaron con las ganas de conquistar México y Perú, porque carecían de permiso de trabajo. Pedro de Alvarado rebotó en Guatemala y Pedro de Valdivia no pudo entrar en Chile, porque no llevaban certificados policiales de buena conducta. Los peregrinos del Mayflower fueron devueltos a la mar, porque en las costas de Massachusetts no había cuotas abiertas de inmigración”.

Salvando las distancias, lo imaginado por el escritor uruguayo Eduardo Galeano en su libro “Bocas del tiempo” sucede actualmente. Por supuesto, las víctimas no son colonizadores, sino inmensas masas humanas empobrecidas que, no solo en Latinoamérica, sino alrededor del globo, se ven impedidas de buscar un mejor destino. Así, mientras por el orbe circulan libremente capitales y bienes, los seres humanos necesitan autorizaciones para desplazarse.

Saludamos por ello la realización de una reunión que discuta el tema, como desde hoy en Tiquipaya lo hará la Conferencia Mundial de los Pueblos “Por un mundo sin muros hacia la ciudadanía universal”, más si cuenta con invitados tan prominentes como el abogado español Baltazar Garzón y expresidentes de Ecuador (Rafael Correa), España (José Luis Rodríguez Zapatero) y Colombia (Ernesto Samper, también exsecretario General de la Unión de Naciones Suramericanas, Unasur).

Este último adelantó que pedirá que "se deje a un lado el concepto discriminatorio, inclusive criminal de andar satanizando a los migrantes mundiales que no representan más del 3 por ciento de la población mundial, para comenzar a hablar del derecho a la movilidad humana". “Si queremos una globalización completa, integral y justa, tenemos que integrar simultáneamente con la libre circulación de mercancías, servicios y capitales, la libre circulación de las personas". A su vez, Rodríguez Zapatero declaró que con esta conferencia "Bolivia pone al mundo en un debate que en este momento, sin duda alguna, con los refugiados, con la injusticia a inmigrantes, necesitamos tener".

Así, la Conferencia que comienza tiene un alto componente político, más en tiempos en los que el Presidente de EEUU hace difícil la vida de los extranjeros y propone la construcción de una muralla en la frontera con México, o cuando la xenofobia cunde en Europa. Se trata, pues, de dar una respuesta política, especialmente a los estados de Occidente, que pueda ser considerada por el conjunto de las naciones en ámbitos diplomáticos.

Ahora bien, tan necesarias como esa respuesta política son las acciones específicas que los gobiernos debiesen tomar a favor de los migrantes, más los de países como Bolivia, para como anfitriones dar el ejemplo, además. Diferentes estimaciones coinciden en que al menos dos millones de compatriotas residen fuera de nuestro territorio, sobre todo en España, Estados Unidos, Argentina, Brasil y Chile. ¿Qué hace nuestro Ejecutivo por ellos? Al parecer, no mucho. La gestión de nuestros representantes en el exterior es irregular, varía de excelente a intrascendente. Urge, por ejemplo, que desde nuestra Cancillería se definan estrategias para fortalecer los procesos de carnetización masiva y apoyo legal a los connacionales, quienes deben hallar siempre en los consulados y embajadas centros de reencuentro, apoyo y cultura.

Por otro lado, las autoridades del sector económico debieran de una vez delinear medidas para canalizar de buen modo el flujo de remesas, con el objetivo asimismo de facilitar el retorno de nuestros ciudadanos. En ese camino, se puede por ejemplo pensar en la otorgación de créditos de vivienda y para emprendimientos productivos a quienes reciben en Bolivia el dinero que no pocas veces es dilapidado. En lo social, son de igual modo apremiantes planes para que los hijos de migrantes no queden en el desamparo y dediquen su tiempo a actividades que les sean de provecho.

Un mensaje político y acciones claras en beneficio de nuestros compatriotas que viven afuera nos harán creer que es posible un mundo sin muros.