La niña Nadia Mitsuki Mendoza Frimat, de un año y nueve meses, fue asfixiada el 20 de mayo en Cerro Verde. Su padrastro intentó hacer creer que se había atragantado con la comida, pero la autopsia reveló que le taparon la nariz a propósito, para evitar que respire. Al principio, el forense no informó de los signos físicos de una violación sexual, pero sí tomó muestras de los genitales de la bebita. El abogado Dante Reyes reveló que las pericias genéticas ya arrojaron resultados y el líquido seminal encontrado en el cuerpo de Nadia le pertenece a su padrastro Brandon T. “Juan Carlos, mi cliente y padre de la niña, pudo entrevistarse en Sucre con el fiscal general Ramiro Guerrero y él le mostró el resultado de la pericia. El ADN es de Brandon T. Estos resultados aún no llegaron al cuaderno de investigaciones”.

Tras el infanticidio de Nadia, Brandon T. fue detenido y encarcelado, pero también fueron aprehendidos Eulogio, el padre de Brandon, que habría bañado a la niña antes de llevarla al hospital Harry Williams, y Elena F., la madre de la criatura, que aseguró que su niña estaba sana al dejarla el 20 de mayo, pero según las pruebas, Nadia ya había sido violada dos o tres días antes de su muerte.

“Para Eulogio y Elena pediremos 10 años de cárcel por complicidad, pero, para Brandon, exigiremos 30 años por infanticidio, violación a una niña y violencia familiar, anunció el abogado Reyes. La madre de la niña empezó a trabajar en una tienda un día antes del infanticidio, “lo que quiere decir que antes fue testigo del maltrato a su niña y calló”, aseveró el defensor.

El 14 de junio se efectuó la reconstrucción del crimen. Brandon insistió en que la bebita se atragantó comiendo pollo.