Opinión Bolivia

  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
  • Actualizado 20:47

UN ESTUDIANTE DE NUEVE AÑOS TENÍA EL CUERPO LLENO DE MORETONES. SU TÍO LO HABÍA GOLPEADO POR TOMAR 20 BOLIVIANOS DE SU BILLETERA. LOS INFANTICIDIOS SUMAN CINCO, HASTA EL MES DE MAYO.

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Fueron los profesores de José (nombre cambiado), los que se alarmaron al ver los moretones en sus canillas. Le revisaron el cuerpo y descubrieron que los hematomas cubrían sus extremidades inferiores y el tronco.

Los maestros de la unidad educativa de José sabían que él había perdido a su padre hace un tiempo y que su madre lo abandonó. Quien estaba a cargo del pequeño era su tío paterno, un joven de 21 años.

Preocupados, llamaron a la Defensoría de la Niñez y la Adolescencia de Valle Hermoso, al sur de la ciudad, y los funcionarios verificaron que José había sido flagelado. El menor contó que su tío lo había castigado con cinturón porque tomó un billete de 20 bolivianos de su billetera. Admitió que no era la primera vez que lo golpeaba, “por portarse mal”.

El director de la Defensoría de la Niñez, Johnny Bustamante, explicó que ninguna travesura o hurto que pueda cometer un niño puede justificar una agresión como la que José soportó. El niño fue llevado a un médico forense que le otorgó ocho días de impedimento. José está en un hogar de acogida. “El equipo legal y psicosocial está definiendo los pasos a tomar en este caso. Tampoco se descarta iniciar un proceso en contra de la madre por el delito de irresponsabilidad materna”, sostuvo.

En las últimas dos semanas, los casos de violencia contra los niños y niñas han aumentado.

El 1 de junio, dos mujeres fueron enviadas a la cárcel tras agredir a una nena y a un varón. En el primer caso, ocurrido en Quillacollo, una mujer tomó un cuchillo e intentó cortar las muñecas de las manos de su hija de 10 años, para “asustarla” y castigarla por hurtar dinero de su cartera. Le hizo cortes que no eran profundos, pero que causaron un trauma en la menor. El segundo caso fue conocido gracias a que el director de una escuela denunció que uno de sus estudiantes, de siete años, no podía escribir ni hacer tareas porque tenía las manos quemadas. Su madrastra le había rociado con alcohol y les prendió fuego, “en castigo” por negarse a realizar tareas domésticas.

A estos casos de castigos violentos e innecesarios, se añaden los infanticidios. De enero a mayo de 2017, cinco niños y niñas fueron asesinados por sus padres, madres, padrastros o abuelos. Los dos últimos casos, fueron los de las bebés Nadia Mendoza y Jackeline Rodríguez. La primera fue violada y asfixiada el 20 de mayo. La segunda fue estrangulada y arrojada a un pozo séptico en Chapare. La hallaron el 21 de mayo.

Bustamante lamentó que los adultos desahoguen sus frustraciones personales contra seres indefensos y pidió que las familias aprendan a comunicarse asertivamente.

Datos

En cinco meses del año, la FELCV atendió cinco infanticidios, 13 violaciones a niños y decenas de casos de violencia física.