Alaridos de indignación, dolor e impotencia acompañaron ayer el féretro de Fanny Ivonne Pardo Rodríguez, la mujer y madre de 24 años que fue asesinada con golpes de piedra por su esposo, Limbert O., el pasado lunes 29 de mayo. Durante una semana, la víctima agonizó en terapia intensiva pero no pudo vencer a la violencia machista. Vecinos de la OTB Belén Tokio, familiares, amigos e integrantes del colectivo Mujeres de Fuego, salieron ayer con el ataúd de Fanny a cuestas. 

En el trayecto, el cortejo lloró la muerte de una mujer joven y llena de sueños. Sobre todo porque era una muerte que se podía evitar con prevención, educación, con políticas estatales para transformar conductas y pensamientos en la sociedad, pero que en los hechos no existen porque las autoridades invierten muy poco en la lucha contra el delito más cometido en Bolivia: el maltrato.

El féretro fue llevado al Tribunal de Justicia y a la plaza 14 de Septiembre. Allí, los asistentes clamaron a las autoridades que impartan justicia rápida y oportuna, que no cedan ante las chicanerías, que viabilicen que las sentencias sean ejecutoriadas con prioridad en los casos de feminicidios, infanticidios y asesinatos, para evitar que los autores vuelvan a las calles rápidamente, como ahora ocurre.

Luego llevaron los restos mortales de Fanny Pardo hasta la cárcel de San Antonio, donde está recluido su esposo Limbert O. Un contingente policial acudió al lugar temiendo que los marchistas intenten ingresar al penal por el acusado. Allí llovieron los insultos y maldiciones para el aprehendido. El llanto se desbordó rumbo al cementerio, donde enterraron finalmente a la séptima víctima de la ola de feminicidios en Cochabamba, en lo que va de 2017.

Feminicidio

Es el asesinato de una mujer por nueve causales distintas. En Bolivia se castiga con 30 años de prisión.