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Adiós a Filipo, el último histórico

Adiós a Filipo, el último histórico
Vestía una chamarra casual, zapatillas deportivas y jeans. Aimara, había nacido hace 46 años en un pueblo perdido del altiplano orureño. Fue, entre otras cosas, campesino, heladero, panadero, trompetista y, por su pobreza, apenas terminó la secundaria. Años atrás, nadie hubiera apostado un centavo a que se convertiría en el Primer Mandatario de Bolivia. Pero aquel día del 2005, alguien estaba completamente seguro. “¡Carajo! Acuérdense, este indio va a ser el Presidente de la República”, espetó con su natural y casi cómica estridencia Filemón Escóbar, al término de una visita a OPINIÓN. El exdirigente minero acompañaba a Evo Morales a una entrevista con el director Edwin Tapia Frontanilla y el codirector Federico Sabat Lara, quienes recuerdan esa anécdota que grafica parte de la personalidad del dirigente minero.

El líder sindical, exlegislador, mentor político de Morales y después crítico de su liderazgo falleció la noche del martes a los 82 años, enfermo de cáncer de pulmón y aquejado de una pulmonía. Murió en su casa de Tiquipaya, tras haber sido sometido sin éxito a varios tratamientos de quimioterapia.

Filipo —como le decían sus allegados—, nacido en la localidad potosina de Uncía en 1934, fue dirigente de los sindicatos mineros, de la Central Obrera Boliviana (COB) y uno de los líderes de la llamada Marcha por la Vida en 1986, contra el plan de "relocalización" minera, que implicaba el despido de 27.000 obreros en un proceso de ajuste neoliberal, impulsado por el entonces presidente Víctor Paz Estenssoro (MNR).

El sindicalista fue diputado entre 1989 y 1993 por la desaparecida Izquierda Unida, y después fue fundador del Movimiento Al Socialismo (MAS), bajo la dirección de Morales. Por esa fuerza, Escóbar también ejerció como senador en 2002. Considerado mentor ideológico de Morales y de los cocaleros del Chapare, desde cuyas organizaciones construyó el hoy Presidente su ascenso político, fue también uno de sus críticos más tempranos y fue expulsado del partido en 2004, tras un cruce público de acusaciones con el Mandatario.

Mucho, pues, se puede decir a favor y en contra de Filemón Escóbar. Lo cierto es que, aunque aún están vivos otros reconocidos líderes sindicales, el deceso signa el adiós a varias generaciones de personajes históricos y combativos del movimiento obrero nacional. Fueron ellos quienes condujeron las gestas más valientes de la Revolución del 52, enfrentaron a las dictaduras y luego resistieron —sin éxito— el embate neoliberal, en tiempos en los que la minería era prácticamente el sostén del país.

Sobre esto último, muy interesante resulta ver una entrevista hecha a Filipo por el expresidente y entonces periodista Carlos Mesa, en su programa De Cerca del 9 de julio de 1986 (disponible en: bibliotecavirtualcarlosdmesa.com/videography/video/40). En plena aplicación del Decreto 21060 que impulsó los masivos despidos, se escucha y ve a un Escóbar —por cierto, con un carisma ahora mismo envidiable para la mayoría de nuestros políticos— rechazar la muerte de la era del estaño que había predicho Paz.

Autocrítico, pero no por ello menos parte de la vanguardia izquierdista a la que denostaba, el dirigente se resistía a la idea del Presidente de llevar a los mineros a colonizar el oriente. Para Escóbar, la “sobrevivencia” de quechuas y aimaras, en suma del occidente de la nación, estaba condicionada a que los trabajadores de las minas tengan mejores condiciones allá donde residían. Y es notoria además la ausencia en su discurso, como en casi todo el de la izquierda de esas décadas, el rol del campesinado. Paradojas de la vida, las medidas de Paz derivaron en la colonización prevista, y fue justamente de un movimiento campesino del trópico (ideologizado con la experiencia minera por el mismo Escóbar), de donde surgiría otro horizonte de futuro para la izquierda y el destino del país. El resto es historia.