El cerco jurídico en torno al presidente brasileño, Michel Temer, se cerró ayer aún más con la detención de Henrique Eduardo Alves, un exministro de su entorno cercano, unas horas antes del reinicio de un juicio que le puede costar el cargo.

Alves, del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) y de la mayor confianza de Temer, fue arrestado bajo sospechas de corrupción antes de que el Tribunal Superior Electoral retome el juicio sobre supuestas irregularidades en la campaña que el actual Mandatario compartió en 2014 con la destituida Dilma Rousseff.

Aunque las sospechas que pesan sobre Alves no tienen relación con Temer, su detención tiene un impacto político y se suma al arresto el pasado sábado del diputado suplente Rodrigo Rocha Loures, quien sí está implicado en un caso que salpica directamente al Mandatario, por el que se le sigue otro proceso. Alves, exministro de Turismo de Rousseff que fue mantenido en ese cargo por Temer, renunció por otras sospechas de corrupción, pero se cree que participó en irregularidades detectadas en las obras de uno de los estadios usados en el Mundial de fútbol de 2014.

El exministro de Turismo en los gobiernos de Dilma Rousseff y Michel Temer está acusado de corrupción y lavado de dinero por cobrar un sobreprecio de 77 millones de reales (unos 24 millones de dólares) por la construcción de la Arena das Dunas a cambio de usar sus influencias en favor de la constructora OAS.

Alves, un importante correligionario del presidente Temer en el mayoritario PMDB y destacado líder oficialista en los gobiernos de Luiz Inácio Lula da Silva y de su sucesora Rousseff, habría cobrado el dinero de OAS a través de donaciones electorales de empresas fantasmas para la campaña de 2014.

Inocencia

En el proceso sobre irregularidades en el financiamiento electoral, Rousseff y Temer alegan inocencia.