Durante siete días, Fanny Pardo, de 24 años, luchó por su vida en terapia intensiva de la clínica Aranjuez, tras ser brutalmente atacada por su esposo a pedradas en la cabeza y con una puñalada en el brazo. Ayer, a las 7:30 de la mañana, su lucha terminó. Venció la violencia de quien decía amarla. Dejó de respirar, de soñar y de vivir.

Una niña de cuatro años quedó huérfana. Su madre fue asesinada y su padre está preso. La madre de Fanny se desvaneció ayer por el dolor y maldijo a Limbert O., el marido de su hija.

Con la trágica muerte de Fanny, los feminicidios subieron a siete en Cochabamba. Pardo había soportado violencia psicológica, económica y física por mucho tiempo. Pero, nunca denunció a su marido, ni le contó a sus familiares lo que padecía. Ellos recién se enteraron que había perdido un bebé por las golpizas y que había sido apuñalada en el vientre, antes. Todos claman justicia y una pena de 30 años de prisión para Limbert O., en El Abra. La cuenta hospitalaria alcanzó a los 98 mil bolivianos. La clínica les rebajó 24 mil. Este año, siete mujeres han sido asesinadas: Carmen Rosa Céspedes (55), Marleny Rojas (35), Pamela Tito Roque (32), Damiana Rojas (89), Selena Terceros (16), Josefina Castro (45) y Fanny Pardo (24).