En estos días, Santa Cruz de la Sierra vive su XVIII Ferial Internacional del Libro. Es así que el mercado editorial nacional aprovechó para presentar sus nuevas propuestas a los lectores. Entre ellas, destacan, casualmente, títulos bajo la firma de escritoras que no necesariamente son bolivianas. Entre ellas se encuentran Samantha Schweblin, Piedad Bonett, Fernanda Trías y Sara Gallardo. Publicaciones, que según los representantes de las editoriales, no son del todo novedosas, pero sí evidencian un muy buen momento en el rubro.

La escritora Magela Baudoin, dice que, junto a su “socia” y colega, Giovanna Rivero, desde su emprendimiento, la Colección Mantis, ven muy beneficioso que “las iniciativas editoriales tengan un pie puesto en Bolivia y otro tanteando con curiosidad en panorama literario internacional”. Además, complementa que “no solo abrimos las puertas a autores internacionales, sino que este contacto tiende puentes de salida para la literatura boliviana”. Una idea, entre muchas otras, que también comparten Marcelo Paz Soldán y Fernando Barrientos, de las editoriales Nuevo Milenio y El Cuervo, respectivamente, ambos ya con varios años dentro el mercado, publicando a escritores nacionales e hispanoamericanos.

Un mercado que, al no contar con la presencia de las grandes coorporaciones editoriales, encuentra en las editoriales independientes una posibilidad de superviviencia e incluso bonanza.

“No habiendo ninguna de las grandes editoriales en el país, el trabajo de vinculación deben hacerlo las independientes. Y es bueno que así sea”, rescata Baudoin, en palabras que suenan al unísono con las de Barrientos.

“Esto de que no seamos un mercado de interés para las multinacionales del libro, es una gran ventaja, porque estamos cubriendo esa demanda y me parece que en estos diez años, o más, la edición en nuestro país ha mejorado astronómicamente, en todo: en catálogos, en libros, tapas, etc”, dice el representa de El Cuervo.

Paz Soldán, el más veterano entre los tres, coincide en este punto y cuenta: “cuando comenzamos a hacer libros, en el 96, habían pocas editoriales y no era un mercado profesional”. Además, complementa, este mejoramiento en la calidad de sus productos, responde a las exigencias que se tienen al momento de hacer coediciones, o al intentar ingresar a otros países.

Pero, el aparente buen momento de las editoriales, que parece augurar un porvenir venturoso al mundo literario, en términos de circulación y crecimiento, tiene en el lector el principal beneficiario.

En el caso de Nuevo Milenio, Paz Soldán afirma que “creemos, como editorial, que todo lo que publiquemos debe tener calidad literaria de sobra, pensando en que el lector boliviano pueda acercarse a estos autores, ya sean nacionales o internacionales, a precios accesibles”.

Sobre los futuros retos del gremio, Barrientos afirma que hay “un tema pendiente”. “Aún no hemos logrado que nuestros libros se puedan leer afuera”. Paz Soldán, por su parte, aclara que desde hace varios años sus libros han sido distribuidos en el exterior, aunque, admite, no de manera regular.

“Estoy seguro que lo vamos a conseguir, porque la edición está en buen estado; lo vamos a lograr entre todos”, sentencia Barrientos.

Calidad literaria

Los editores coinciden en que, ante todo, buscan ofrecer a los lectores bolivianos lo mejor de la literatura en español.