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BITÁCORA ECONÓMICA

Estancamiento secular y cisnes negros

Estancamiento secular y cisnes negros
Cuando ocurre un hecho que creíamos improbable, aparece en nuestra mente la idea de la existencia de cisnes negros, sucesos que son inimaginables, pero que extrañamente llegan a ser realidades, como los dos aviones que se estrellan contra las Torres Gemelas en Nueva York, la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea o la gran crisis financiera internacional de 2007 a 2009.

A partir de tales hechos, se empiezan a generar temores duraderos con unas expectativas con tendencias pesimistas sobre el futuro. Aunque se produzca una serie de noticias consecutivas de mejoras notables, parece bastante racional albergar tales temores porque, cuando un hecho antes inimaginable finalmente se produce, es normal que uno no quiera olvidarlo.

Eso parece ser lo que le esté pasando a la economía mundial, que ha entrado en una tendencia de expectativas negativas, lo que se podría asemejar a un estancamiento secular que, como lo definió en 1938 Alvín Hansen, prolífico economista keynesiano, es “un escenario de recuperaciones débiles que mueren en su infancia y depresiones que se retroalimentan y dejan tras de sí un núcleo duro y aparentemente inmodificable de desempleo”.

Este término de “estancamiento secular” ha sido viralizado por economistas como Paul Krugman o Lawrence Summers. Se manifiesta en una actitud pesimista de los ahorristas en las principales plazas financieras del mundo, ahorristas que están dispuestos ha aceptar rendimientos a diez años del dos por ciento.

¿Por qué esa actitud pesimista? Por el miedo a toparse nuevamente con el cisne negro de una gran recesión que, aunque improbable, se vuelva a repetir rápidamente. Esta sigue anclada en las mentes y confianza de los consumidores de la economía. Ese miedo les impide gastar a manos llenas, aun en medio de noticias de recuperación y tendencias alcistas de mejoras record que señalarían que la recesión quedó atrás.

El esfuerzo de los principales bancos centrales del mundo por proporcionar un ambiente propicio para una recuperación de la demanda agregada, a través de implementar políticas monetarias basadas en bajas tasas de interés o facilitación cuantitativa, no ha sido suficiente para borrar de la memoria de los agentes económicos estos cisnes negros grotescos.

Mientras los consumidores tengan miedo y se aferren a una conducta conservadora y de austeridad, es probable que el estancamiento secular sea la constante a nivel mundial, hasta que algo diferente pueda ser ofertado por las principales autoridades económicas del mundo.