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  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
  • Actualizado 18:07

Alumno, no; estudiante, sí

Alumno, no; estudiante, sí
Dos sucesos me llamaron la atención en esta semana: Mark Zuckerberg se tituló en Harvard y mi sobrina cuasibachiller me pidió consejos para entrar a la universidad. Quiero combinar ambos eventos para dar unas palabras a quienes están tomando decisiones académicas.

En primer lugar, no estás obligado a estudiar una carrera. La universidad no es una obligación, sino una opción, entre otras. Hemos heredado de nuestros padres la idea de una vida lineal tipo: estudiar una licenciatura, luego el posgrado, casarte, trabajar, tener hijos y durante 30 años tener jornadas de ocho horas para terminar jubilado paseando al perro los domingos. Lastimosamente, estamos en otra época. Traza un objetivo, visualiza cómo te quieres ver en los próximos 10 años y vamos paso a paso. La universidad es un medio, no un fin en sí mismo.

Disfruta del proceso de aprendizaje. He sido docente universitario durante 15 años, y no hay nada peor que estudiantes que han perdido el interés. El profesor juega un rol fundamental, pero no llenes el camino con pretextos como “Le caigo mal al licen”. Estudiar una carrera es también un aprendizaje para la vida. Estoy 100 por ciento seguro de que puedes encontrar todos los libros de cualquier carrera en internet. Por lo tanto, ¿para qué asistir a clases? Para formar el carácter, para definir tus rasgos de líder, innovador y creativo al momento de dar soluciones a un problema. Estudiar es un proceso permanente. Una carrera no dura cuatro o cinco años, dura toda tu vida. Te vas a ir perfeccionando y descubriendo nuevas facetas. Admiro a quienes tienen más de 30 o 50 años y siguen estudiando. Ese es el espíritu que nos está moviendo. Usa la tecnología con inteligencia. Vives en una época en la que tienes las respuestas en la punta de los dedos. Pero primero debes saber formularte preguntas. Me sorprende que chicos de 20 años me digan: “Fui a la biblioteca y no encontré libros sobre el tema”. Son muy buenos manejando un teléfono, pero no buscando esos libros precisamente en Google.

El dinero es un factor secundario. Ya ves a Zuckerberg. Hizo un imperio con un concepto muy básico y lo monetizó a perfección. Cualquier carrera tiene posibilidades de ser muy rentable, aunque digan lo contrario. Si no, investiga cuánto vale una obra de Bansky (artista del grafiti). Lo importante no es el dinero, sino el valor que agregas al campo, el punto de inflexión para transformar tu entorno, para descubrir problemas y dar soluciones. No seas un alumno (a = “sin”- lumen = “luz”) que debe ser “iluminado por el conocimiento del todopoderoso docente”. Sé un estudiante, un aprendiz, un discípulo, y no tengas miedo de aprender, desaprender y reaprender todos los días. Sé la diferencia.