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COLECTIVO TELARTES

Arte urbano: Conexiones 2017

Arte urbano: Conexiones 2017
Más allá de los detractores frente a la utilización de espacios públicos para desarrollar propuestas artísticas o de quienes —tradicionalismo aparte— cuestionan el valor estético del arte urbano, resulta innegable que en los últimos años esta disciplina ha terminado por consolidarse en los circuitos artísticos independientes a nivel mundial.

Sospechoso ante los límites de la triada creador-galería-espectador, lo que persigue esta variante visual son las posibilidades que ofrecen las ciudades. De ahí que ponga en juego el factor relacional de la práctica artística que, en este caso, responde a la necesidad de recuperación y reconstrucción de los lazos sociales dentro de una estructura que, apostando por una homogenización global, promueve relaciones sostenidas entre sujetos cada vez más aislados entre sí.

Por una parte, la utopía de la proximidad o las microutopías de lo cotidiano (experimentos concretos y deliberadamente fragmentarios) se enfrentan a las superadas utopías sociales basadas en discursos fallidamente aglutinadores y revolucionarios. Y por otra, se desatiende de las diatribas museísticas, en favor de un acercamiento entre artista y ciudadano, desplazando a ambos a un punto de encuentro y elaboración colectivo de nuevos sentidos.

Prima en el arte urbano la accesibilidad del público frente a piezas que buscan cuestionar, interpelar o simplemente afectar la capacidad de asombro de los residentes que a diario transitan por tal o cual avenida. Instándonos a las viejas preguntas que giran sobre las implicaciones que posee la creación artística en nuestro cotidiano. Se nos hacen visibles, en medio del ajetreo cívico, los procesos técnicos y creativos, ante los que normalmente no tenemos acceso, animándonos así a enfrentar una obra de arte como una propuesta de pensar y habitar un mundo común.

Cuando hablamos de arte urbano, entonces, no solo estamos haciendo mención a los deslumbrantes diseños y colores ofrecidos abiertamente en los murales. También nos referimos al trabajo colaborativo, a la gestación de redes y de circuitos que buscan una integración desde lo barrial a lo continental y viceversa, a cuestionar los reduccionismos estéticos que con frecuencia generan más distancia que interés entre obra y espectador, a poner en duda las restricciones espaciales de las instituciones ligadas al arte y, sobre todo, a entender que la revaloración de los espacios públicos es un acto, igualmente, estético y político.