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  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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INNOVACIÓN Y FINANZAS

Madre y creatividad

Madre y creatividad
Desde que nacemos, gracias a nuestras madres somos creativos a lo largo de toda la vida. Sin embargo, la educación escolar en el país no favorece para que la creatividad se mantenga.

Para Ken Robinson, la creatividad es “el proceso de tener ideas originales que tienen valor”. Se origina en nuestro cerebro de manera natural y nos acompaña desde que nacemos, para así aprovechar las oportunidades del mercado para proponer nuevos productos, servicios o modelos de negocio. La creatividad es fundamental en nuestra vida cotidiana para enfrentar los retos de la llamada Cuarta Revolución Industrial en diferentes campos: empresarial, salud, educación, tecnología, arte, industria, etc.

La inquietud que surge entonces es si podemos aprender a ser más creativos. Leticia Brito, experta en innovación de la Universidad de Stanford, señala que la creatividad es algo que debemos ejercitar como hacemos con otras cosas. Más que aprender a ser creativos, se deben encontrar los espacios y estrategias para ayudarnos a continuar siéndolo. Añade que “la innovación es lograr hacer que las personas vuelvan a ser niños, pues no hay nadie más creativo e innovador que un niño”.

Muchos países que son líderes en innovación y tienen una economía competitiva han privilegiado la educación para potenciar la creatividad. Estos sistemas educativos plantean problemas que contienen múltiples soluciones, para que así los alumnos desarrollen estrategias para plantear muchas alternativas posibles y así fomentar un pensamiento divergente y creativo, en vez de solo el analítico.

Mientras nuestro sistema educativo se mantenga sin cambios, es necesario tomar como un reto familiar fomentar y potenciar la creatividad innata que poseen nuestros niños. Considero que las madres, que pasan más tiempo con sus hijos, podrían asumir este gran desafío. Una primera recomendación es evitar que los niños pasen mucho tiempo mirando la televisión y los juegos en las computadoras y los celulares. Más bien, se debe promover todo tipo de juegos físicos y mentales, que estimulen la imaginación y exploración. Volver a los juegos de antaño es una gran alternativa: ajedrez, damas, domino, tuncuña, pesca pesca, saltar cuerda, columpiar, patines, yoyos, cachinas, bicicletas, pelotas, trompos, etc.

Hay que dotar a los niños de espacios y materiales que les permitan potenciar su creatividad. Se puede armar diferentes juguetes con legos o a través de la robótica, rompecabezas, etc. También hay fomentar las artes a través de la pintura, acuarelas, plastilina, instrumentos musicales, etc., y fomentar la fantasía a través de cuentos y películas.

Hay que hacerles vivir experiencias diversas viajando, conociendo nuevas personas, proponiéndoles retos, dejándoles experimentar, descubriendo otros lugares, para que pierdan el miedo a probar, experimentar y errar. Hay que enseñarles a pensar, a encontrar su potencial y, ojalá, su pasión de vida. Para Ken Robinson, “todo niño es un artista porque todo niño cree ciegamente en su propio talento. La razón es que no tienen ningún miedo a equivocarse. Hasta que el sistema le va enseñando poco a poco que el error existe y que debe avergonzarse del él”.

La relación madre - creatividad del hijo está estrechamente ligada. Por eso es oportuno reconocer, en este Día de la Madre, la frase de Napoleón Bonaparte: “El porvenir de un hijo es siempre obra de su madre”.