Opinión Bolivia

  • Diario Digital | miércoles, 24 de abril de 2024
  • Actualizado 20:43

El grafiti contraataca: arte versus publicidad

El grafiti contraataca: arte versus publicidad


En apenas un par de minutos decenas de personas se han detenido y han girado la cabeza para ver el mural que pinta, como parte de la Bienal de Arte Urbano 2017, en la calle Bolívar casi San Martín. Su nombre es Abraham Velasco Flores, aunque suele firmar como Oveja 213, tiene 23 años, y maneja el aerosol con tal naturalidad y calma que por momentos, al verlo trabajar, da la impresión de que simplemente toma el sol, contemplando su propia obra. Cuesta creer que en menos de una semana haya terminado el enorme mural que tiene frente a él y en el que ahora simplemente afina algunos detalles.

“No sé cómo comencé. No lo recuerdo. Quizás fue que vi algo en la calle y dije yo también puedo hacer algo así”, cuenta Abraham, “nacido y crecido en Cochabamba”, sobre sus inicios, que se remontan a sus 16 o 17 años.

“Comencé haciendo pinturas ilegales con mi nombre, como casi siempre sucede, con toda esa adrenalina que te produce romper las reglas”, dice, aunque luego confiesa que hace mucho que ya no vive esas emociones y que optó por la tranquilidad de hacer su arte con autorización y con más calma.

“Es un proceso (de aprendizaje), vas evolucionando, la técnica, la gráfica que manejas, hasta encontrar tu propio estilo”, cuenta sobre el camino que lo condujo a ser el artista que es hoy.

“No hay una escuela que te diga cómo es o cómo se debe hacer. Pero hay gente que tiene sus trucos, para usar el aerosol y otros elementos. Así vas aprendiendo. Es una práctica constante”, asegura.

Actualmente, Abraham conforma, junto a su colega Puriskiri, el colectivo de arte urbano KSR (Kocha Se Raya), que durante los últimos años ha intervenido muchos espacios en la ciudad, como él dice, dándole un respiro “de la propaganda política y la publicidad que te dice qué comprar o qué hacer”.

“El grafiti siempre va a ser rebelde, porque aunque dé un mensaje o no, se apropia del espacio público, es un contraataque a la propaganda, a la publicidad. Tapar un anuncio, pintar un grafiti es restarle fuerza al mercado”, sentencia.