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  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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Venezuela: la sociedad cambiando a la sociedad

Venezuela: la sociedad cambiando a la sociedad
El 20 de abril en Caracas, un joven de 27 años, Hans Wuerich, decidió salir desnudo y con una Biblia en la mano, para hacer frente a las fuerzas represivas del Gobierno venezolano. Los militares se detuvieron por un momento, pero luego lo reprimieron y tuvo que huir. Su espalda se convirtió en un mapa de balines de goma.

Hans protestó desnudo, como está ahora el pueblo venezolano, sin posibilidad de que el Gobierno lo escuche, sufriendo hambre, sin medicinas, sumido en una crisis nunca antes vista en el país caribeño. Con la Biblia en la mano, representando a un pueblo creyente, que mantiene la fe en que vendrán días mejores; pero como los profetas de las Sagradas Escrituras, denunciando los abusos que están sufriendo, afirmó el joven: “La Biblia es más que la Constitución”.

Hans dijo que su inspiración fue una mujer que un día antes se había parado frente a una tanqueta para impedir que continúe la represión a los jóvenes manifestantes. Se trata de María José Castro, de 54 años, una mujer portuguesa que tuvo que salir de su país buscando un horizonte de libertad que Venezuela le ofreció. María José está luchando por el país que le devolvió la vida, para que la gente no tenga que irse a buscar la libertad en otros lugares del mundo.

Hasta ahora se han contabilizado 54 víctimas en las manifestaciones de los venezolanos, en distintas ciudades del país. Muchas de ellas son jóvenes. Jóvenes que necesitan un país para vivir, para desarrollarse profesionalmente, para fundar una familia. Jóvenes, revolucionarios, luchadores, dispuestos a dar su vida por un país más justo, libre y lleno de oportunidades como lo fue Venezuela.

Armando Cañizales tenía 17 años cuando perdió la vida en una de las manifestaciones. No gritaba, no amenazaba, no agredía a nadie, apenas podía defenderse puesto que llevaba consigo un violín, con el que interpretó por última vez el Himno Nacional de Venezuela. Su grito resuena ahora más fuerte en todo el Caribe y el mundo. El cambio no pasa a través de la fuerza, el abuso y la ignorancia; el verdadero camino del cambio pasa a través de la paz, la cultura y la educación. La música no mata a los que piensan distinto. Al contrario, solo expresa lo que el otro vive y siente.

Con carteles en los que se leían frases como “Venezuela llora a sus hijos”; “No + dictadura” y “El silencio legitima las tiranías”, miles de mujeres vestidas de blanco y con flores en la mano no pudieron llegar hasta el Ministerio del Interior en Caracas, debido a las fuerzas represoras. “Venezuela lleva nombre de mujer”, dijo una autoridad de la ciudad, dando a entender que las mujeres son la representación viva del país. Nuevamente, el mensaje fue de paz, los símbolos no fueron agresivos.

Me impresiona que Maduro todavía no se haya dado cuenta de que está frente un verdadero movimiento social que es capaz de generar un cambio estructural en su país, se trata de la sociedad cambiando a la sociedad. Los gestos despectivos del Presidente venezolano ante los mensajes de su pueblo lo único que le traerán serán el desprecio y el oprobio de los venezolanos. El mensaje es claro: paz, diálogo, cambio, libertad, oportunidades, inclusión. También los abuelos marcharon y afirmaron que su única arma es su poder moral, ante la inmoralidad del Gobierno.