El 25 de diciembre de 2015, como un regalo de Navidad para gestores y actores culturales bolivianos, se anunciaba que uno de los proyectos más importantes del último lustro había ganado el importante Fondo Internacional para la Diversidad Cultural, otorgado por la Unesco.

Una buena noticia por partida doble: era la primera vez que un emprendimiento nacional accedía a ese financiamiento y su plataforma, Telartes, podía continuar con la labores que se había propuesto desde 2012, especialmente en lo que se refería a “la participación de la sociedad civil en la promoción de políticas en el sector cultural”.

A un año y cinco meses de aquella Navidad, una consultora en evaluación de proyectos independiente, enviada por la Unesco, visita nuestro país, más específicamente Cochabamba, para hacer un estudio que profundizará en la experiencia de Telartes y la implementación del proyecto que recibió los fondos otorgados por la Unesco, en el marco del cumplimiento de la Convención sobre la diversidad cultural de 2005.

Además de Bolivia, las consultoras de la Unesco visitarán Burkina Faso y Serbia, con el mismo propósito. De 140 financiamientos, solo tres fueron elegidos como “estudios de caso”, principalmente por recomendaciones desde la sede parisiense de la Unesco, respecto a los proyectos que consideraban “de mayor riqueza informativa y los que presentaron informes muy interesantes, para que pudieran mirarse con más detalle”, declara a OPINIÓN Eva Otero, de Leitmotiv Consultoría Social, una oficina especializada con sede en Sevilla, España.

Consultada sobre las particularidades de Telartes y sus cualidades, Otero asegura que es “un momento muy temprano del proceso de investigación y evaluación social”, sin embargo, asegura que este es un proyecto que tiene muchísimos grupos de interés involucrados, que no se trata de una sola persona que está a cargo de todo. Sino que hay varias entidades involucradas, una gran cantidad de personas”. Otero resalta la presencia de “personas clave, que también son muchas, conducidas por la pasión y el compromiso, eso es algo de lo que rápidamente pude darme cuenta”. Sobre “la incidencia que hayan tenido en las políticas públicas, en este momento tan prematuro, no tengo evidencia de cuál es exactamente”, subraya.

El Fondo Internacional para la Diversidad Cultural, es un instrumento de la Convención para la Diversidad Cultural firmado en 2005. Bolivia fue un país muy importante en la elaboración de este acuerdo multilateral. Y es también desde nuestro país que se desarrolla una de las experiencias que podría ser considerada paradigmática en el resto del mundo. Consultada al respecto, Otero aclara que aunque en este momento no puede asegurarlo, ve en Telartes “un potencial especial para considerarse como tal”. “Pero eso, con seguridad, te lo diré cuando concluya la evaluación”, sentencia.

El informe que prepara Otero para la Unesco, a través de la consultora a la que representa, se entregará a la institución cultural en septiembre de este año y, tras su revisión y traducción, el trabajo se presentará oficialmente al órgano rector de la Convención, en diciembre.

TELARTES Es una plataforma de articulación del sector cultural boliviano. Nació en 2012 con el propósito de fortalecer el disperso escenario cultural, a partir del desarrollo de “capacidades de articulación, colaboración, intercambio y, fundamentalmente, de incidencia en política pública”. Esta iniciativa ciudadana conecta espacios, colectivos, instituciones, gestores culturales, artistas y activistas de todo el país.