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  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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MIS CIRCUNSTANCIAS

Milagro del diablo Beto Batis

Milagro del diablo Beto Batis
La perseverancia cariñosa y obsesiva de Alberto Baptista finalmente produjo el milagro de reunir a un grupo de amigos de barrio, celebrando casi medio siglo de una entrañable relación.

Las diabluras de nuestro amigo Beto Batis en los escenarios de fútbol tuvieron su origen en la canchita de barrio, a orillas del río Rocha, aledaña a la avenida Humboldt, entre los puentes Cobija y de Quillacollo, la misma que también supo prohijar al gran Vladimir Soria Camacho y donde jugaron muchos talentosos que no llegaron a la liga.

Somos de la generación de los años 70 que disfrutó la segunda época dorada de Wilstermann, y Beto Batis era protagonista, junto a Issa, Olivera, Ponce, Pérez, Cabrera Busset, Bravo, Sánchez, Vargas, Cabrera Rivero, Milton, Gangas, Bilbao, Bernal, Martínez, Franco, Aquino y muchos más que fueron parte del cuadro que fue capaz de llenar el estadio, jugando un amistoso entre sus equipos A y B.

Imposible no concurrir a la convocatoria del endiablado puntero izquierdo que disfrutaba en cualquier cancha. Era querido por todos, especialmente por los niños, y tenía la irreverencia de despedirse de los marcadores, a los que dejaba mal parados.

La eucaristía, como debería ser, muy íntima y emotiva, hasta logró el milagro de hacer comulgar a nuestro querido Gonchy, que se declara ferviente ateo, BB muy creyente de Dios y la Virgen, como Norma, Magda, Lily, Yoly, Luly y Darlene, la mayoría de los chicos de entonces, como Pocho, Orlando Águila, Elmer, los Reynaldos, René, Daniel hijo de Miguel y mi hermano mayor Orlando.

La muerte no nos roba a los seres queridos, al contrario, los guarda e inmortaliza en nuestro recuerdo, como a Miguel Zurita, José Orellana, José Luis Borja, Tito Huanca, Encarnación, Robert y Lenny Castellón.

Tantos recuerdos y anécdotas en seis horas de encuentro, saboreando un sándwich de chola, y deleitándonos con la guitarreada de Chacho Rico, otro virtuoso del fútbol, y Corsino García, el músico cardiólogo, juntos haciendo bailar las cuecas de nuestra patria.

Con orgullo podemos decir, los que nos declaramos hijos de las villas Galindo, Ingavi, Granado, que tenemos mucho que agradecer a Dios, porque la mayoría fuimos bendecidos en diferentes actividades elegidas, por vocación o circunstancias.