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DESDE AFUERA

Armas nucleares en Corea del Norte

Armas nucleares en Corea del Norte
La amenaza de una confrontación militar en Corea se acompaña de un relato tan simple como engañoso. La narrativa más difundida es que un malintencionado régimen dictatorial en Pyongyang está decidido desde hace décadas a obtener armas nucleares. Los medios internacionales se han encargado de difundir y desarrollar las noticias sobre la irresponsabilidad de Corea del Norte. Como siempre, la historia que lleva a la crisis actual es más compleja.

Es cierto que el régimen de Pyongyang ha mantenido una postura militar belicosa como elemento de disuasión y su brazo castrense ha sido un elemento clave para perpetuar el régimen. En la actualidad tiene un poderoso Ejército convencional y un programa de armamentos nucleares que incluye esfuerzos para miniaturizar bombas y el desarrollo de misiles de alcance intermedio. Estos últimos componentes son el principal foco de atención de la administración Trump, quien vocifera con estridencia que la imprudencia de Pyongyang solo puede detenerse con muestras de firmeza. Sin embargo, la experiencia muestra que el proyecto nuclear de Corea del Norte pudo frenarse mediante esfuerzos diplomáticos. También enseña que los seguidores de la línea dura en Washington han entorpecido las posibilidades de un acercamiento y la normalización de relaciones. En 1994, la administración Clinton firmó un Acuerdo marco con Pyongyang, con el que Corea del Norte congelaría su incipiente proyecto nuclear a cambio de concesiones diplomáticas y económicas por parte de Estados Unidos. En particular, el acuerdo establecía que la planta nuclear de Yongbyon se cerraría y quedaría sujeta a inspecciones internacionales. Hoy se estima que sin ese acuerdo Corea del Norte tendría más de un centenar de bombas nucleares.

La implementación del acuerdo avanzó muy lentamente, pero en 2000 una delegación de Pyongyang visitó Washington y los dos países emitieron un comunicado conjunto en el que se comprometían recíprocamente a no mantener intenciones hostiles. Ese mismo año Clinton envió en visita oficial a Pyongyang a su secretaria de Estado, Madeleine Albright. Se estaba planeando una histórica visita del Presidente estadounidense a Corea del Norte. Las cosas cambiaron con la llegada de George W. Bush a Washington. La declaración sobre intenciones hostiles no fue confirmada y el acuerdo marco fue relegado a un segundo plano. En 2002, Bush incluyó a Corea del Norte en la lista de países que formaban el "Eje del mal" (junto con Irak e Irán). Además, Washington canceló el acuerdo marco argumentando que Pyongyang continuaba embarcado en un programa para dotarse de armas nucleares. La guerra en Irak y la doctrina de "cambio de régimen" que Bolton, Cheney y Rumsfeld promovieron convenció a los norcoreanos sobre el camino a seguir. Bolton sentenció que Pyongyang debería sacar las lecciones apropiadas de la guerra en Irak. Y, en efecto, la jerarquía norcoreana le hizo caso: la aceleración del programa nuclear sería el pilar de una política de disuasión. En 2004, la diplomacia china convenció a Estados Unidos, Japón, Rusia y las dos Coreas para iniciar negociaciones entre las seis partes. En septiembre 2005, se llegó a un acuerdo, pero ese mismo mes el Departamento del Tesoro anunció que un banco en Macao, el banco Delta Asia, era culpable de operaciones de lavado de dinero y lo castigó con fuertes sanciones financieras. Ese banco tenía numerosas cuentas del régimen norcoreano y la irritación en Pyongyang llevó a terminar las pláticas entre los seis y proponer negociaciones para resolver la cuestión del Banco Delta Asia. Washington rechazó la propuesta y pidió a otros países intensificar las sanciones contra Pyongyang. En 2006 Corea del Norte llevó a cabo su primera prueba nuclear (...).

(Tomado de www.jornada.unam.mx)