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15 años de la muerte de Banzer

15 años de la muerte de Banzer
A mediados de julio de 1997, antes de las elecciones generales, en un barrio de Santa Cruz, un letrero de propaganda rezaba un eslogan: “¡Banzer vuelve!” Con mucha irreverencia, alguien puso debajo: “A robar”. Al día siguiente, el cartel fue completado: “Sí, ¡pero vuelve!”

La anécdota ilustra un tema de fondo, el de la voluntad de un político estigmatizado por su pasado dictatorial que participó en cuatro contiendas electorales para ser elegido por la vía democrática. El mismo Hugo Banzer Suárez, consultado sobre por qué quería llegar a la Presidencia, dijo entonces: “Para saldar la deuda política de 20 años con Bolivia”.

Banzer, militar y quien encabezó en 1971 el golpe de Estado a su colega de armas Juan José Torres, asumió el poder por primera vez para ser protagonista de una brutal represión contra partidos y líderes izquierdistas. Su primera gestión suspendió las libertades sindicales, cerró universidades e hizo desaparecer al menos a 150 personas.

Este régimen, vinculado con el Plan Cóndor aplicado por las dictaduras latinoamericanas, se extendió hasta 1978. Un año después, Banzer creó su propio partido de derecha: Acción Democrática Nacionalista (ADN). Con tal instrumento, el exdictador se postuló a las elecciones de 1985, ganándolas, pero cediendo el cargo a Víctor Paz Estenssoro (MNR), quien fue elegido en el Congreso. En la siguiente contienda de 1989, Banzer obtuvo el segundo puesto, pero sumó su votación a la de Jaime Paz Zamora (MIR, tercero), en una inesperada alianza. En 1993 Banzer perdió nuevamente, en esa ocasión frente a Gonzalo Sánchez de Lozada (MNR). Pero, ganó los comicios de 1997, consagrándose Presidente y siendo acompañado en la vicepresidencia por el entonces joven Jorge “Tuto” Quiroga.

Desde que Banzer asumió el poder, OPINIÓN informó detalladamente sobre todas las acciones del Mandatario, especialmente las de implicación regional. Una de ellas era el compromiso de ejecutar el proyecto Misicuni. Al finalizar 1997, el exdictador aprobó el contrato para reanudar las obras de trasvase del proyecto.

Por otro lado, en septiembre de 1997 el diario abundó sobre el plan gubernamental Coca Cero, para erradicar la hoja en el Chapare. El Ejecutivo, apoyado por organismos estadounidenses, alcanzó récords en tal tarea, pero con un alto costo social por las represiones a campesinos, como la de abril de 1998.

En medio de una difícil situación económica, el gobierno de Banzer debió sortear un duro problema: el pago de una renta de vejez (Bonosol) heredado de la administración de Sánchez de Lozada. Ante las críticas, el exdictador optó por el pago de un dinero menor, con el llamado Bolivida.

En cuanto a las relaciones con Chile, no hubo mayor avance de la reivindicación marítima nacional. Únicamente, en 1997, el Presidente, en la reunión del Grupo de Río, denunció el armamentismo del vecino país y, ante la ONU, solicitó el retiro de minas explosivas que Chile sembró en la frontera.

Entre los asuntos de política interna, tras la recuperación en 1997 de los restos de Ernesto Che Guevara en Vallegrande, muchos sectores demandaron se hallen los restos del líder socialista Marcelo Quiroga Santa Cruz, asesinado en 1980 y quien precisamente trató de impulsar un juicio de responsabilidades contra Banzer por su periodo dictatorial.

A fines de ese año, el Gobierno presentó el Plan para Vivir Mejor, constituido por una política económica neoliberal y que vino acompañado de un “gasolinazo”, a la que la población ofreció resistencia. Otro aspecto que sacudió al Ejecutivo fue la millonaria quiebra del banco Bidesa, en la que estuvieron involucrados funcionarios públicos.

El nuevo periodo banzerista tuvo además la intención de privatizar el agua en Cochabamba, medida que en 2001 desató una gran protesta social, la llamada Guerra del Agua, que concluyó con la reversión de tal política.

Enfermo de cáncer, Banzer cedió el poder a su Vicepresidente y falleció antes de cumplir su mandato, el 5 mayo de 2002. Nunca pagó los crímenes de su dictadura.