Opinión Bolivia

  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
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MIRADAS ANTROPOLÓGICAS

Transexualidad

Transexualidad
Las identidades son construcciones socioculturales que responden a un tiempo histórico y a un territorio determinado. Las identidades, a las que en la actualidad se las llama de género concreto, son resultado de formaciones culturales específicas. Si bien se habla de un par básico: “masculino/femenino” como extensión de lo biológico, esto no determina el contenido de la identidad de género que supuestamente le correspondería. Esto sucede prácticamente en la generalidad de las culturas. Sin embargo, hay culturas tradicionales en las que existen sistemas de género no duales, es decir, en las que se reconoce más de dos géneros al margen del sexo biológico.

La percepción humana te remite a la existencia de solo dos sexos biológicos. No obstante, es muy probable que, de haberse desarrollado la idea de más de dos sexos en el sentido puramente físico, es probable que el día de hoy se hablara de tres o más sexos, en lugar de dos. De esa manera, las personas que nacen con genitales intersexuales no serían operadas al nacer para ajustarlas a uno de los dos sexos reconocidos y supuestamente naturales, y lo que hoy se llama transexualidad carecería de sentido.

Cada sociedad construye un determinado tipo de hombre o mujer. Las características definitorias de lo masculino y femenino varían en cada sociedad. Si bien existen similitudes entre ellas, es arriesgado hablar de identidad de género en un sentido universal. Una característica que puede ser universal es el carácter dominante del hombre, lo cual asigna a la identidad femenina el rótulo de dominada. A pesar de esta universalidad, hay diferencias entre las culturas.

La identidad sexual, en su formulación más simple, es una construcción de preferencia sexual, la que se convierte en el elemento constitutivo de cada persona. En el siglo XIX, la primera identidad sexual moderna fue la homosexualidad, concepto “médico” para etiquetar a las personas que mostraban preferencia por tener relaciones con personas del mismo género, lo cual era considerado como una enfermedad. La antropología histórica nos remite al mundo romano, donde la preferencia sexual era una cuestión de gusto, pero no de identidad. En la actualidad, las personas están definidas por su identidad sexual que supera la de género, de manera que se puede hablar de identidades sexo-genéricas.

Bolivia, desde el 21 de mayo de 2016, es el quinto país latinoamericano que cuenta con una Ley de Identidad de Género, en la que se reconoce la orientación e identidad de género y se la protege. Es el único país del mundo que ha ratificado los cinco convenios internacionales con temas de diversidad sexual; es miembro parte de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Esta comisión obliga a que los estados pronuncien una ley de identidad de género, de matrimonio igualitario; y den acceso a la salud, a la educación y a fuente laboral digna.

Mientras tanto, hasta asimilar esta victoria de la comunidad LGTBI, mujeres transexuales señalan que alrededor del 95 por ciento vive en la pobreza. No estudiaron por miedo a la violencia y muchas se dedican al trabajo sexual en la calle. Lo cierto es que, en esta modernidad, las mujeres transexuales recorren un camino de abandono, negación de la familia y la expulsión de sus comunidades originarias.