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  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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DESDE AFUERA

Chile: ¿Fin del bipartidismo?

Chile: ¿Fin del bipartidismo?
(...) Chile vive el fin de un ciclo político. Y si esa hipótesis podía merecer ciertas dudas, esta semana ni los más escépticos apostarían en su contra.

Y el botón de muestra, el síntoma del fin, fue nada menos que el expresidente Ricardo Lagos (2000-2006), el primer presidente socialista en asumir la jefatura de Estado tras el golpe contra Salvador Allende en 1973.

Ocurre que Chile elige Presidente en noviembre de este año, y Lagos quería volver a liderar la coalición de Gobierno, la llamada Nueva Mayoría (NM). Y lo hizo a la antigua usanza: imponiendo su nombre por sobre las voluntades colectivas, confiando más en los poderes fácticos que en las adhesiones populares, leyendo El Mercurio, antes que la realidad social. En sus ocho meses de campaña no entusiasmó a muchos, salvo a los grupos económicos que, al igual que Felipe González, Andrés Pérez, Gerhardt Schroeder o François Hollande, también aman a Lagos. Pero, ni en las encuestas ni en la calle, y ni siquiera en su partido, se puede decir lo mismo. Es así como en el último Comité Central del Partido Socialista (PS), el PS no eligió como su candidato presidencial a Ricardo Lagos, militante de sus filas y rostro de su logo partidario, sino al senador independiente Alejandro Guillier, quien lidera todas las encuestas, y quien es apoyado por el partido menos relevante de la coalición, el Partido Radical. Y los socialistas lo hicieron por abrumadora mayoría: 67 votos por Guillier, 36 para Lagos, 4 abstenciones. Tras el resultado, Lagos anunció el retiro de su postulación.

Lagos, considerado por la oficialidad un hombre de Estado, el estadista de la transición, el presidente con mayor estatura y peso internacional, ha sido la víctima más visible, evidente y patética de los nuevos tiempos que corren en Chile. Como dijo Daniel Matamala, un conocido periodista político, “en Chile acabamos de presenciar un ‘momento Coyote’. Después de ocho meses de una desesperada campaña contra la realidad (contra la falta de apoyo ciudadano, contra las encuestas cada vez más adversas y contra la indiferencia de las cúpulas políticas), el expresidente Ricardo Lagos se ha enterado de que bajo sus pies hay solo vacío, y su candidatura a La Moneda se ha precipitado por el acantilado”.

Es este, por lejos, el peor momento del oficialismo desde que en 1990 comenzara a liderar el proceso de transición postdictatorial. Proceso que implicó la desmovilización popular, la despolitización de la ciudadanía, el arrinconamiento de la izquierda, así como la negociación permanente con la derecha, todo en pos de la construcción del país más neoliberal del mundo. 25 años después, vemos nítidamente cómo dinámicas, fuerzas y tensiones acumuladas en ese proceso de construcción de la locura neoliberal que es Chile hoy, se desatan y producen una vorágine que los mismos que la crearon, no logran controlar en absoluto.

Luego de la fallida candidatura de Lagos, y la consolidación de Guillier –quien se sitúa en ala más progresista de la NM– quedan dos candidatos de la NM para disputar la presidencial: el propio Guillier y Carolina Goic, senadora democratacristiana y presidenta de su partido. Pero la Democracia Cristiana (DC) enfrenta asimismo una disyuntiva crucial: si concurrir o no a las primarias legales previstas para julio y competir en esa instancia. La DC está hoy entre la espada y la pared, lo que se decida en las próximas dos semanas tendrá un efecto radical en la continuidad de la Nueva Mayoría, pues debe definir –en su Junta Nacional del 29 de abril– si participa en las primarias del 2 de julio o compite con su abanderada en la primera vuelta de noviembre (...).

(Tomado de www.celag.org)