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  • Diario Digital | miércoles, 24 de abril de 2024
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Internet, concentración y comunicación

Internet, concentración y comunicación
Hace algunos días, uno de mis contactos en Facebook posteó por error una foto de su pantalla. Para la mala suerte de los curiosos, salió solo su escritorio y no pudimos ver qué estaba haciendo en concreto. Lo que sí se pudo observar, por la barra de documentos, es que tenía abierto el navegador, además de Word, Excel y Power Point. Me imagino que, aparte de su página de Facebook, también tendría abierto, como yo mismo suelo hacerlo, el buscador de Google en varias ventanas y alguna página proveedora de música.

Por todos estos datos, supongo que mi contacto estuvo realizando varias cosas a la vez: el informe de ventas, consignaciones y cobranzas, con Excel; la carta de solicitud, en Word; y la revisión de la última capacitación, en Power Point.

Supongo también que tenía conectado su celular, por lo que recibía constantemente mensajes de WhatsApp, Messenger y Twitter. Cada pocos minutos su vibración anunciaba un nuevo mensaje e invitaba a revisarlo, y cada que lo pedía su curiosidad, mi contacto volvía a revisar las novedades en Facebook. ¿Podrá este contacto mío realizar de manera eficiente y eficaz su trabajo?

En 2011, Mario Vargas Llosa, publicó en su columna de El País de España un artículo titulado “Más información, menos conocimiento”, en el que narra la experiencia de Nicholas Carr, un buen lector que, después de haberse inmerso en el mundo del Internet, descubrió que al leer su atención se disipaba, que no podía concentrarse para leer más de dos páginas y menos aún si se trataba de un texto profundo y complejo. Lo que antes era un placer, ahora se había convertido en un esfuerzo. El internet, además de generar dispersión, si no se lo sabe utilizar debidamente, puede causar cierta tensión y ansiedad. Además, y Vargas Llosa lo pone de relieve, el internet puede generar una lectura funcional, es decir que los internautas leen solo aquello que es necesario, perdiendo de esta manera el placer de la lectura.

En ciertas ocasiones, vale la pena apagar el wifi y sentarse para disfrutar de un buen libro. También, si necesitamos hacer un trabajo que requiera de concentración, sería bueno dejar a un lado el navegador y las redes sociales, de tal manera que se aproveche mejor el tiempo y los recursos.

Otro fenómeno que está sucediendo gracias al internet es que la comunicación parecería ser más linda por medio del WhatsApp o del Messenger. Existen estudios que afirman que es fácil enamorar utilizando el chat, pero que, cuando llega el momento de la comunicación profunda, estos medios no son tan útiles. Además, la comunicación corporal es tan o más importante que lo que se dice con palabras, por lo que los chats quedan verdaderamente chatos. Algunos estudios afirman que muchas parejas se han vuelto más celosas con el WhatsApp y el Facebook. Algunas han decidido no aceptarse como contacto para no generar celos y malentendidos.

Entonces, si queremos comunicarnos mejor y de manera más profunda, es mejor decirnos las cosas cara a cara, salir, charlar, disfrutar de un café, mirarnos a los ojos y reír juntos, en vez de enviarnos los emoticones de ojitos de corazón, tacita de café y carita feliz. Por todo esto, en algunos momentos apaguemos el wifi, disfrutemos de la compañía de los demás, comuniquémonos mejor, hagamos nuestro trabajo más eficazmente y seamos capaces de concentrarnos en un interesante libro.