Opinión Bolivia

  • Diario Digital | martes, 23 de abril de 2024
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NOESIS

Don Fortunato

Don Fortunato
“En Bolivia te pueden perdonar todo, menos tu esfuerzo y tu prosperidad”, dice Fortunato Maldonado. A sus 71 años y con 1.59 metros de estatura, es reconocido competidor del Dakar y dueño de una de las empresas más modernas y exitosas de prospección y exploración minera a través de sondajes en diamantina. Fortunato nació en Uncía (1946). Su madre murió a los pocos meses, y su padre y abuelos posteriormente, cuando él era muy niño. Siendo huérfano, un tío, que trabajaba en la mina Milluni, se lo llevó para criarlo y le ayude en otros quehaceres. “A mis 12 años tuve que escapar de mi tío porque, en una caída, rompí lo que en aquel tiempo era un lujo, una bicicleta. No me iba a perdonar, así que me escapé a Perú, luego a Chile, donde trabajé de todo”. Para regularizar su situación en el vecino país, a sus 17 años retornó para hacer el servicio militar y luego tramitar su pasaporte. “Trabajé en el norte de Chile con un gringo que tenía un almacén. Empecé de abajo y terminé llevando parte de su contabilidad”. Cuando llegó a Bolivia, su tío era un reconocido dirigente minero de Milluni y de la otrora gloriosa Federación de Mineros. Antes de que acabe la dictadura de Banzer, conoció a un exiliado chileno que sentenció: “Pelao, no hay revolución, es una mamada. Morimos por una utopía que la corrompen los vivillos”. Fortunato, que admiraba a ese exiliado porque era bien formado políticamente, moralmente intachable y vivía pobremente y olvidado por su partido y amigos, le preguntó por qué decía eso. “Piensa en ti, la mejor revolución es la que harás en vos, y ese es el mejor aporte que le darás a tu patria”. “Agarra un fierro, trabájalo, luego otro, únelos y así con otros fierros haz escaleras, construye tu destino”. Masticando y entendiendo el mensaje de su amigo exiliado que murió años después, Fortunato empezó a comprar fierros y ahí se topó con su destino: “Era mediados del 85. Fui a la feria 16 de Julio. Ya había aprendido harto sobre la calidad de los fierros, de las brocas y demás. En medio de mil fierros sucios, encontré una pequeña broca de diamantina. El del puesto no sabía que tenía algo muy valioso. Me lo vendió en 600 pesos bolivianos. La misma, reciclada, la vendí en Lima, Perú, en 7 mil dólares”. Ahí empezó la travesía empresarial de Fortunato. Bajo el lema “Bolivia es un país de oportunidades”, en 1992 fundó lo que hoy, en base a tecnología e innovación, es la mejor compañía de perforaciones de Bolivia. Maldonado Exploraciones ofrece servicios en superficie como en interior mina, en base a perforación a diamantina, orientación de muestras y alquiler de equipo pesado. Sus servicios son vitales para los emprendimientos mineros, ya sean públicos o privados. Padre de dos hijos y con 45 años de matrimonio, dice que las necesidades son madres de la prosperidad.