Opinión Bolivia

  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
  • Actualizado 22:00

BITÁCORA ECONÓMICA

Trump y su alucinación energética

Trump y su alucinación energética
La nueva política ambiental propuesta por el presidente Donald Trump se puede resumir en anular todas las regulaciones ambientales vigentes en beneficio de un pequeño puñado de empresarios poderosos de su país, y con ello pretender devolver a los estadounidenses los días de esplendor, riqueza y gloria de las industrias del carbón, gas y petróleo.

En su deambular mediático, la “administración Trump” niega la existencia de un cambio climático global, como si fuese una fábula inventada por algunos ambientalistas retrógrados, y sitúa al genuino progreso en la explotación de energías derivadas de los combustibles fósiles, en detrimento de otras energías más limpias y eficientes como la solar, eólica, hídrica y geotérmica, entre otras.

Estas medidas de reversión se basan en abortar todo el plan de energía limpia, anulando las normas para el control de emisiones de metano causadas por la producción y distribución de petróleo y gas; y poniendo fin al uso regulatorio del “costo social del carbono”, una métrica introducida por la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos para calibrar el valor económico del daño climático causado por la emisión de cada tonelada adicional de dióxido de carbono.

Trump afirma que, con todo ello, los estadounidenses lograrán tener una “autonomía energética” que hará despegar el crecimiento económico similar al de los 50 y 60 del siglo pasado, ignorando que una masiva explotación de carbón solo provocará mayor contaminación ambiental, creando poco empleo debido a la automatización del proceso de extracción.

De la misma manera, está el apoyo de Trump al proyecto del oleoducto Keystone XL, que transportaría energía de las arenas petrolíferas de Canadá, proceso inmensamente costoso de explotar y altamente contaminante, además de estar alejado de los mercados. Es improbable que inicie sus operaciones antes de quebrar financieramente.

En contraste, China promociona una política de reducción de CO2 depurando el aire de sus ciudades, y se dirige al uso masivo de tecnologías no contaminantes como células fotovoltaicas y vehículos eléctricos; Europa se convertirá muy pronto en una región de emisión nula y los países del Golfo implementarán el uso de energía solar.

Trump puede burlarse de la regulación ambiental, pero no podrá ignorar los efectos del cambio climático mundial.