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  • Diario Digital | jueves, 25 de abril de 2024
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MIS CIRCUNSTANCIAS

Mercado persa cochabambino

Mercado persa cochabambino
Existen circunstancias de la vida que te llevan a lugares o situaciones que nunca imaginaste. Algo de eso ocurrió hace 14 años cuando, de director de Deporte, aparecí como Intendente de la ciudad, víctima de una enfermiza disputa política interna que pretendía forzar mi aplazamiento en un medio desconocido.

Sin embargo, comprobé que toda experiencia es buena, de acuerdo al desempeño que uno tenga en un sector. Y en el tema de los mercados se libra, por analogía, una guerra perdida, como la del narcotráfico.

Es difícil resumir el paso por esa conflictiva oficina de la calle Tumusla, entre Jordán y General Achá, la más maltrecha y olvidada de la ciudad. Se podría escribir más de un libro sobre el increíble mundo de La Cancha.

Es un fenómeno inverosímil. Pese a la proliferación de mercados privados, con más seguridad y precios similares, la mayoría prefiere, por tradición, masoquismo o cualquier excusa, el laberinto de La Cancha, donde se encuentra desde altramuz hasta electrodomésticos.

Millonarios y pobres conviven en el entramado canchero, donde el ingenio y la fuerza son indispensables para sobrevivir en un lugar que trasciende a su manera, las 24 horas de cada día.

La informalidad campante en La Cancha crece exponencialmente cada año, hasta alrededores del corazón mismo de la ciudad. Es la válvula de escape de la falta de trabajo, y se hereda de padres a hijos y nietos, sucesivamente; aunque nada debe generalizarse, porque de las entrañas de La Cancha surgen también profesionales de primer nivel en todos los campos, incluyendo al deporte.

Existen jerarquías de toda laya, amarradas por compadreo o sindicalismo, de efectos positivos y negativos en la vida de los mercaderes. Las jerarquías se asemejan a las de las sectas religiosas, en las que los pastores se enriquecen a costa de su feligresía.

Sin resultado alguno, la ciudadanía protesta cotidianamente por la invasión que se apodera hasta de las aceras. El apoyo militante de los comerciantes al Alcalde de turno les garantiza protección. Las autoridades apelan al recurso de culpar del caos a la anterior gestión.

Los gremiales aprovechan fiestas religiosas u otros feriados para consumar asentamientos irregulares. En una próxima nota ampliaremos algunas anécdotas de mi contemplación, de una Intendencia que es rebasada por la realidad del mercado persa cochabambino.