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  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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Lo que Ecuador indica

Lo que Ecuador indica
El candidato oficialista a la Presidencia de Ecuador, Lenín Moreno, logró al menos el 51.17 por ciento de los votos, tras un escrutinio de 99.46 por ciento , según el Consejo Nacional Electoral (CNE) de ese país que, a su vez, dio al opositor Guillermo Lasso el 48.83 por ciento de los sufragios en la de segunda vuelta cumplida el pasado domingo. Con una tendencia irreversible en el conteo, más de 200 mil votos separaban hasta anoche al primero del segundo, con lo que el postulante del movimiento izquierdista Alianza País (AP) cantó victoria en la carrera de sucesión de Rafael Correa.

Moreno es entonces el nuevo presidente de Ecuador, y así lo han reconocido además ya varios mandatarios y organismos internacionales. De 64 años y tiempo de extender la mano a sus opositores de Creando Oportunidades (CREO, de derecha), el electo afirmó que seguirá la línea del Ejecutivo saliente y trabajará en favor de "los más olvidados de entre los olvidados". Desde 1998, se desplaza en silla de ruedas, ya que quedó parapléjico a causa de un disparo que sufrió durante un asalto, suceso que le llevó a orientar su vida en favor de las personas con discapacidad. Y por eso que durante el tiempo que fue vicepresidente de Ecuador en el Gobierno de Correa (2007-2013), este empresario y docente impulsó programas de asistencia a este sector, lo que le propició la gratitud del pueblo y el reconocimiento en el exterior.

Ahora bien, para gobernantes y políticos que se dicen de izquierda en el continente, incluyendo a los bolivianos, por supuesto, los comicios ecuatorianos cobraron una especial relevancia, al punto de que muchos no dudaron en compararlos con la batalla de Stalingrado (1942-1943). Aquel enfrentamiento bélico entre el Ejército Rojo de la Unión Soviética y la Wehrmacht de la Alemania nazi y sus aliados —considerado el más sangriento de la historia— se constituyó en un punto de inflexión de la Segunda Guerra Mundial. De ese modo, por su carácter simbólico, la disputa entre Moreno y Lasso puso en juego las expectativas de continuidad de las administraciones que impulsan el llamado Socialismo del Siglo XXI.

En ese marco, ¿qué es lo que puede aprender Bolivia de Ecuador? Primero, que, así sea por muy estrecho margen, los procesos políticos pueden sobrevivir a sus líderes. Es más, esta situación sería deseable, toda vez que la desaparición o renuncia de los dirigentes no debería involucrar la anulación de los proyectos de país. Y, en ese sentido, aun si el presidente Evo Morales optara —a través caminos que habrá que ver cuán legales serán— por la repostulación en las próximas presidenciales, mucho debería preocuparle, no solamente para cualquier eventualidad, tener un sustituto listo, sino, sobre todo, formar cuadros que a corto plazo garanticen la continuidad del ideario de nación que tienen su partido y movimiento político.

Otra lección proviene de los sectores opositores. No deja de ser llamativo cómo es que en Ecuador Lasso persiste en rechazar el triunfo de su oponente, adelantando vigilias e impugnaciones, y denunciando un supuesto “fraude”. Ejemplos hay varios de que pareciera que los políticos de tendencia conservadora solo aceptan resultados que les son favorables, sin importarles que sus actitudes pongan en cuestión la misma institucionalidad democrática. Por ello es que el Gobierno nacional debiera ocuparse fundamentalmente primero en garantizar la probidad y capacidad de los funcionarios designados para administrar elecciones, alejando toda sospecha sobre un probable favoritismo.

A más de lo anterior, si el Ejecutivo quiere lograr victorias electorales incuestionables, debe por otro lado partir de algo básico y que es su misma razón de ser: la buena gestión pública. Y es que solo las obras y el provecho que de ellas saque la ciudadanía son la verdadera prenda de respaldo en las batallas electorales por venir.