Opinión Bolivia

  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
  • Actualizado 00:24

Analistas, redes y cadenas del terror

Analistas, redes y cadenas del terror
"Las redes sociales le dan el derecho de hablar a legiones de idiotas que primero hablaban solo en el bar después de un vaso de vino, sin dañar a la comunidad. Ellos rápidamente eran silenciados, pero ahora tienen el mismo derecho a hablar que un premio Nobel. Es la invasión de los imbéciles", afirmó el pensador italiano Umberto Eco en 2015, un año antes de morir. Y, día que pasa, esas legiones de imbéciles parecen darle la razón.

Como es de conocimiento público, el pasado miércoles por la noche el presidente Evo Morales partió a Cuba con el objetivo de que allá le efectúen una cirugía para extirparle una pequeña tumoración benigna en la cuerda vocal del lado izquierdo de la laringe.

Pese a que el Gobierno emitió repetidos y continuos partes sobre la salud del Mandatario, así como detalles sobre el tratamiento médico al que se sometería, en sectores de la oposición, muy especialmente en las redes sociales, el viaje suscitó todo tipo de conjeturas. Sobre todo desde sitios vinculados también a corrientes internacionales críticas de la administración boliviana, incluso con mal gusto se especuló sobre falsos desenlaces fatales y otros supuestos propósitos de la visita a La Habana.

Tal el marco en el que el “analista político” venezolano asilado en Estados Unidos Robert Carmona-Borjas desató cierta alarma la tarde del jueves, al usar su cuenta de Twitter para dar el siguiente mensaje: “ÚLTIMA HORA: FALLECIÓ EL PRESIDENTE EVO MORALES EN CUBA. La Justicia Divina ha sido más efectiva que los esfuerzos democráticos regulares" (sic). Y, pese a desmentidos de funcionarios del Gobierno nacional, tres horas después el sujeto insistió en la misma red: “A los q piden fuentes de laMuerte de EvoMorales les digo q es la MISMA fuente q difundió noticia del Cáncer de Chávez mientras Gob lo negaba” (sic).

Por supuesto, los tuits en cuestión generaron duras críticas del oficialismo, expresadas por el mismo medio y recogidas por el diario El Deber. La exdiputada Jessica Echeverría escribió: "Que tipo imbécil que sos infórmate primero antes de lanzar semejante mentira!" (sic); y la exministra de Comunicación Amanda Dávila también se sumó al repudio, señalando: "Que los arcángeles de Calamarca, lo fulminen a usted, con su trabuco para gusanos! Analista siniestro".

El tema hubiera pasado tal vez desapercibido, quizá como el de cualquier internauta que propala mentiras, de no ser porque Carmona, férreo opositor al Gobierno de Venezuela, es uno de los analistas convocados por la cadena internacional de noticias CNN. Él mismo en su sitio de Twitter se precia de aquello, acompañando su presentación personal, “La lucha contra la Corrupción es mi forma de Defender los DDHH” (sic), con videos de entrevistas en la televisora estadounidense, en los que, cómo dudarlo, se dedica a manifestar todo tipo de acusaciones contra el Ejecutivo de su país.

Y no se trata, pues, del primer y único caso de alguien de dudoso criterio que habla en CNN. Ahí están otros personajes que se dicen “analistas”, como por ejemplo el cubano Carlos Alberto Montaner, un fanatizado anticastrista que recientemente llegó a atribuir la victoria de Donald Trump en EEUU a las políticas de apertura con Cuba impulsadas por Barack Obama.

“El terrorismo mediático es parte esencial de la guerra de cuarta generación, la última fase de la guerra en la era de la tecnología; es consustancial a los conflictos asimétricos e irregulares de nuestros días. Con su lógica antiterrorista y contrainsurgente, los manuales de la guerra no convencional del Pentágono dan gran importancia a la lucha ideológica en el campo de la información y al papel de los medios de difusión masiva como arma estratégica y política”, escribió hace poco el periodista uruguayo Carlos Fazio. Alguna razón debe tener.