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  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
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A beber agua residual

A beber agua residual
Reciclar agua residual urbana y usarla para los cultivos agrícolas puede ayudar a mitigar los problemas de escasez y reducir la contaminación, afirmaba la FAO, en 2010; aunque lamentaba que esa no sea una práctica tan extendida como debiera.

El uso de agua residual tratada en la agricultura se practica en cerca de medio centenar de países, y ocupa una superficie que asciende al 10 por ciento del total de tierras cultivadas a nivel mundial, según el informe “La riqueza de los residuos: economía del uso de las aguas residuales en la agricultura".

Siete años después, justo este 22 de marzo, en el Día Internacional del Agua, se hace un llamado a realizar una adecuada gestión del agua residual y a la reutilización de los recursos hídricos. Según la ONU, el agua residual, como la que queda después de lavar los platos o incluso utilizar el baño, puede ser un recurso inestimable para satisfacer la creciente demanda mundial.

Se tiene que tomar en cuenta que la falta de tratamiento es una de las principales causas de la contaminación. Solo en 2012, más de 800 mil personas murieron a causa del agua contaminada. “La contaminación con agentes patógenos procedentes de los excrementos humanos y animales afecta a casi un tercio de los cursos fluviales de América Latina, África y Asia, y pone en peligro la vida de millones de personas. Esto contribuye a la propagación de enfermedades tropicales como el cólera y el dengue”, señala el documento.

El informe denominado “Desarrollo de los Recursos Hídricos en el Mundo 2017” devela que en países de bajos ingresos solo se tratan un 8 por ciento del agua residual doméstica e industrial, un porcentaje muy pequeño comparado con el de los países desarrollados, donde un 70 por ciento se somete a tratamiento.

No se conoce el porcentaje de tratamiento en Bolivia, pero es importante el anuncio hecho por la viceministra de Agua Potable y Saneamiento Básico, Julia Collado, sobre la construcción de plantas de tratamiento en todo el país, para lo cual el Gobierno invertirá 500 millones de dólares hasta el 2020.

El informe advierte que, en un futuro próximo, el volumen de agua residual que necesita tratamiento aumentará dramáticamente en los países menos desarrollados, y que la situación podría convertirse en crítica si no se toman medidas ahora.

La ONU espera que para 2020 aumente en un 50 por ciento el mercado para el tratamiento de agua residual destinada a usos industriales. Debido a su contenido orgánico, el agua residual también es útil como fertilizante a nivel agrícola, y sus minerales pueden ser extraídos para producir biogás y energía.

Esto podría aliviar la competencia entre las ciudades y la agricultura por el agua en regiones en que la escasez va en aumento. Los campesinos también podrían ahorrarse parte del coste de bombear agua subterránea, al tiempo que los nutrientes que contienen podrían reducir sus gastos en fertilizantes. Es indispensable tener siempre presente que el agua residual no tratada no puede utilizarse para el riego, por lo que se requiere siempre un tratamiento y reciclaje adecuados.

Tomando en cuenta los dos informes, de la FAO (2010) y de ONU Agua (2017), todo apunta a que el ODS 6.3 tendrá que alcanzarse antes de 2030, tanto por la creciente necesidad de agua dulce que tenemos, como por los riesgos que representa el agua residual.