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  • Diario Digital | miércoles, 24 de abril de 2024
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El trabajo forzoso

El trabajo forzoso
El mundo condena el trabajo forzoso. Sin embargo, las estimaciones de la OIT muestran que 20.9 millones de personas son víctimas de trabajo forzoso en todo el Planeta. Del total de víctimas, 18.7 millones (90 por ciento ) son explotadas en la economía privada, y las 2.2 millones restantes están sujetas a modalidades de trabajo forzoso impuestas por el Estado. Entre los trabajadores explotados por personas o empresas privadas, 4.5 millones (22 por ciento ) son víctimas de explotación sexual forzada y 14.2 millones (68 por ciento ) lo son de explotación laboral forzada. El trabajo forzoso en la economía privada genera al año ganancias ilegales por 150 mil millones de dólares. Dos tercios del total estimado (99 mil millones de dólares) provienen de la explotación sexual comercial, mientras 51 mil millones de dólares resultan de la explotación económica forzosa. El Convenio Fundamental de la OIT N° 29, de 1930, prohíbe todas las formas de trabajo forzoso u obligatorio, definido como "todo trabajo o servicio exigido a un individuo bajo la amenaza de una pena cualquiera y para el cual dicho individuo no se ofrece voluntariamente". Por otro lado, el Convenio Fundamental de la OIT N° 105, de 1957, prohíbe el trabajo forzoso u obligatorio como medio de coerción o de educación política, como castigo por tener o expresar determinadas opiniones políticas o por manifestar oposición ideológica al orden político, social o económico establecido; como método de movilización y de utilización de la mano de obra con fines de fomento económico; como medida de disciplina en el trabajo; como castigo por haber participado en huelgas; y como medida de discriminación racial, social, nacional o religiosa.

Sin embargo de los convenios fundamentales, durante la dictadura del Gral. René Barrientos Ortuño, a los dirigentes mineros de Catavi, Siglo XX, Colquiri y otras minas, en los años de 1964 a 1967 se les condenó a trabajos forzosos, a punta de bayoneta, obligándoles a trabajar en caminos, pernoctando en campamentos, sin salario ni condiciones laborales, como castigo por el delito de reclamar sus salarios, pan y mejores condiciones laborales.

El trabajo forzoso en Bolivia fue durante las dictaduras una forma de escarmiento

a los dirigentes sindicales de todos los ámbitos. Se les obligó en los cuarteles a labores en contra de su voluntad, en construcción y agricultura, entre otras actividades.

Actualmente aún se encuentran vestigios de trabajo forzoso, especialmente bajo la forma de reclutamiento de trabajadoras del hogar. En muchos casos, se les impide, mediante amenazas o violencia, dejar la casa de sus empleadores. Es importante que el Estado construya políticas contra el trabajo forzoso encubierto en las actividades comerciales de los mercados y los comercios informales.