Opinión Bolivia

  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
  • Actualizado 19:01

COLECTIVO TELARTES

¿Economía colaborativa?

¿Economía colaborativa?

El arte y la cultura no son vitrinas de entretenimiento, sino más bien rigurosos procesos de transformación social para la construcción de ciudadanías más conscientes, críticas y activas. Por ello, es necesario invertir en este sector, inyectarle recursos desde el nivel personal hasta el estatal, para poder hacer la diferencia. Quienes trabajamos en cultura hemos demostrado mayor madurez, liderazgo y ritmo que las autoridades. De allí que vierten expresiones como “¿Por qué y para qué más presupuesto para culturas, pues?”, o intentan reducir a la mínima expresión el anteproyecto de Ley Marco de Culturas propuesto por la sociedad civil cuando esta pasa por la Udape.

Queda el desafío de trascender los datos y generar información que demuestre el trabajo alcanzado hasta ahora y que no pasa solo en generar/fomentar redes articuladas con el concepto de economías colaborativas o comunitarias desde el discurso, sino en plantearnos herramientas útiles para cada naturaleza de la actividad, con el objetivo de generar indicadores que identifiquen el verdadero impacto económico de estas transacciones y no solo con el fin de mercantilizarlas. Objetivo nada sencillo, ya que nos proponemos “traducir” criterios subjetivos (confianza, desprendimiento o felicidad, incluso), usando para su aproximación una unidad de medida objetiva que es “el dinero”. Además, demostramos que es falso que el sector cultural no genera economía: la labor cultural y artística es un trabajo y los trabajadores culturales deseamos vivir de lo que hacemos, contar con las adecuadas condiciones económicas y sociales, disminuyendo paulatinamente nuestro desempeño en umbrales de informalidad o autogestión precaria.

Desde la plataforma www.telartes.org.bo se ha avanzado hacia ese horizonte —a pesar de ser un rol que debería asumir el Estado en mayor medida—, con herramientas puestas en común, para que podamos contar con un inventario de recursos tangibles y no tangibles. La misma nos facilitará saber qué tenemos y dónde, con opción a intercambios recíprocos o a sumar fuerzas en objetivos comunes. También permitirá generar matrices presupuestarias globales para el análisis de inversiones, identificando economías cruzadas y generación de empleo, entre otros. Estamos a unos clics de ello, ahora depende de cada persona, institución o colectivo alimentarlos para visibilizar el peso de nuestro hacer y que estos pasos intuitivos sean firmes.