Dos vecinos confesaron que 10 días antes del hallazgo de una mujer y su hijo, asesinados, escucharon al niño gritar e implorar para que una persona (creen que era el padre) no golpee a su mamá. Los vecinos pensaron que se trataba de “una pelea entre esposos” y, después, ya no oyeron más ruidos, por lo que dedujeron que la familia se calmó.

Sin embargo, al día siguiente, no echaron de menos a Alejandra Soto Coronado (35) ni a su hijo Óscar Eduardo León (9). Solamente el olor fétido que salía de su vivienda, en Alto Tacagua, La Paz, alertó al barrio que pudo pasarles algo. La autopsia de los cadáveres reveló que ambos tuvieron muertes horribles. El niño tenía el cráneo destrozado y 15 puñaladas en el pecho y el rostro, además de múltiples hematomas. La madre, también fue apuñalada, 10 veces, y su cuerpo tenía huellas de extrema violencia. La data de ambas muertes es de 10 días antes de su hallazgo. Sus restos fueron llevados a la funeraria Valdivia. Activistas de Mujeres de Fuego y #NiUnaMenos recordaron que la violencia es un delito de orden público y no se puede seguir pensando “que son peleas entre esposos. Si un niño o una mujer gritan auxilio, hay que socorrerlos, basta de indiferencia y silencio”, dijo la activista July Valdivia.

Mientras tanto, dos varones y una mujer, familiares del principal sospechoso del doble crimen, fueron arrestados ayer con fines investigativos. Existen testigos de que el hombre fue visto entrando a la casa y se desconoce el paradero del hijo de dos años.