NOESIS
Volver a pensar
13 de marzo de 2017 (20:01 h.)
La historia de las transformaciones económicas, sociales y políticas demuestra que estas se dan previa acumulación de fuerzas motrices que, iniciándose en las ideas, permean a la sociedad. Los motores de estos procesos se dan cuando los gestores del cambio o recambio son capaces de analizar a la sociedad creativamente, entender sus pulsiones y formular las alternativas de esperanza y renovación. Esta capacidad se desarrolla, normalmente, en espacios reducidos de pensamiento, reflexión y acción. Los tanques de pensamiento creativo son centrales para que los cambios o recambios se diseñen, enamoren a las fuerzas sociales y les muestren un norte alternativo.
La arremetida contra los espacios alternativos de pensamiento (ONG, fundaciones y medios de comunicación) fue y es feroz. El Gobierno sabe que en estos espacios se generan las propuestas alternativas, las ideas que concientizan a la sociedad y la revolucionan. Los gobernantes salieron de ahí y saben que, ya en el poder, no se debe permitir que estos “tanques de pensamiento” se desarrollen y avancen. Hay que imponer una sola ideología, la oficial. Solo así se entiende la sañuda persecución a periodistas y fundaciones que se atreven a pensar diferente.
A los medios de comunicación y ONG que den espacio a esos “tanques de pensamiento”, el Gobierno los asfixia económica y judicialmente, porque lo que busca es crear un concepto unipolar del poder, disuadiendo a todo germen interno de disidencia, disenso y resistencia a no enfrentar la fuerza de la política indígena. El derecho a la palabra, por tanto, deberá ser expropiado a los detentadores del poder oligárquico y sus instrumentos: los periodistas. En esa medida, la libertad de expresión es nociva, porque no garantiza el eco de las palabras del Presidente, porque puede ser germen de disenso y apoyo de formas alternativas de poder al modelo indígena.
Así como a los empresarios el Gobierno les dijo: “Hagan plata, pero no hagan política”, a los “tanques de pensamiento” les dice que piensen igual o serán combatidos, humillados, perseguidos y vilipendiados para mostrar la fuerza del nuevo poder. En este marco de represión ideológica, que un grupo de intelectuales se anime a escribir, publicar, dar la cara y su voz sobre temas que atingen al país es un hecho de rebeldía que enaltece a las personas que, cansadas de tanta estupidez, cinismo y tiranía pública, se atreven a enfrentar a las verdades oficiales con crítica y alternativas. En eso radica el valor del libro “Volver a pensar. Diez voces en clave de futuro” (Ed. 3600, 2017). Los autores abordan con pensamiento crítico y propositivo lo que es la agenda presente y futura de nuestro país. Una patria que, por desgracia, se sigue moviendo en un círculo vicioso de esperanza, bonanza, despilfarro, desilusión.
La arremetida contra los espacios alternativos de pensamiento (ONG, fundaciones y medios de comunicación) fue y es feroz. El Gobierno sabe que en estos espacios se generan las propuestas alternativas, las ideas que concientizan a la sociedad y la revolucionan. Los gobernantes salieron de ahí y saben que, ya en el poder, no se debe permitir que estos “tanques de pensamiento” se desarrollen y avancen. Hay que imponer una sola ideología, la oficial. Solo así se entiende la sañuda persecución a periodistas y fundaciones que se atreven a pensar diferente.
A los medios de comunicación y ONG que den espacio a esos “tanques de pensamiento”, el Gobierno los asfixia económica y judicialmente, porque lo que busca es crear un concepto unipolar del poder, disuadiendo a todo germen interno de disidencia, disenso y resistencia a no enfrentar la fuerza de la política indígena. El derecho a la palabra, por tanto, deberá ser expropiado a los detentadores del poder oligárquico y sus instrumentos: los periodistas. En esa medida, la libertad de expresión es nociva, porque no garantiza el eco de las palabras del Presidente, porque puede ser germen de disenso y apoyo de formas alternativas de poder al modelo indígena.
Así como a los empresarios el Gobierno les dijo: “Hagan plata, pero no hagan política”, a los “tanques de pensamiento” les dice que piensen igual o serán combatidos, humillados, perseguidos y vilipendiados para mostrar la fuerza del nuevo poder. En este marco de represión ideológica, que un grupo de intelectuales se anime a escribir, publicar, dar la cara y su voz sobre temas que atingen al país es un hecho de rebeldía que enaltece a las personas que, cansadas de tanta estupidez, cinismo y tiranía pública, se atreven a enfrentar a las verdades oficiales con crítica y alternativas. En eso radica el valor del libro “Volver a pensar. Diez voces en clave de futuro” (Ed. 3600, 2017). Los autores abordan con pensamiento crítico y propositivo lo que es la agenda presente y futura de nuestro país. Una patria que, por desgracia, se sigue moviendo en un círculo vicioso de esperanza, bonanza, despilfarro, desilusión.