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  • Diario Digital | sábado, 20 de abril de 2024
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La “guerra” de Porvenir

La “guerra” de Porvenir
“El 18 de septiembre [el prefecto Leopoldo Fernández] dormiría por primera vez en el penal de San Pedro. Para él comenzaba otra historia, para Pando también. El efecto de lo que había sucedido la madrugada del 11 de septiembre alcanzaría a todo el país. Ahora solo era cuestión de tiempo. Nadie lo sabía, pero la guerra en Bolivia había terminado”. Así se refiere, en su libro “La mañana después de la guerra”, el periodista Boris Miranda a los sucesos de septiembre de 2008. Su interpretación de los hechos concluyó que ese año Bolivia sufrió un conflicto de proporciones. Dictada el pasado viernes la sentencia contra Fernández, expresamos nuestra perspectiva de lo acaecido durante la señalada gestión, a manera de esbozar un cuadro de lo que estaba en juego.

Las heridas no suturadas del país seguramente se remontan a su fundación, pero el 4 de mayo de 2008 la situación comenzó a agravarse. “935 mil cruceños habilitados para votar” y “Anuncian multitudinaria y pacífica concentración contra referendo”, tituló OPINIÓN cuando el prefecto y cívicos de Santa Cruz convocaron a una consulta autonomista, calificada por el Gobierno de “sediciosa”. Un cable de Reuters sintetizó las causas profundas: “El referendo en Santa Cruz es un abierto desafío al izquierdista presidente Evo Morales, cuyo plan de nacionalización de los recursos naturales y promesas de reformar la Constitución para darle más poder a la mayoría indígena encrespó a la oposición”.

Un día después, se recogieron las reacciones: “Ganó este domingo el Sí al Estatuto Autonómico en el referendo de Santa Cruz. Las primeras informaciones en boca de urna revelan que el 86 por ciento del total de personas que votaron en las provincias y la capital cruceña dijeron Sí (…). La consulta transcurrió en medio de hechos de violencia”.

No solamente varias regiones de prefectos opositores comenzaban a llamar a sus propias consultas, también el Gobierno preparaba un referendo revocatorio, a iniciativa de los mismos opositores. La tensión no dejaba en claro los alcances de los procesos. A pesar de todo, el día de las urnas llegó. Los encabezados del 11 de agosto fueron: “Evo triunfador convoca al diálogo y a la unidad”, “El prefecto de Cochabamba, Manfred Reyes Villa, fue revocado” y “Los cuatro prefectos de la Media Luna se fortalecen”. Los adelantos servían para comprobar que, en el fondo, casi nada había cambiado. No pasó ni una semana y el conflicto volvía a asomar, ahora por un pedido de los opositores, agrupados en el Consejo Nacional Democrático (Conalde), para recuperar una parte del IDH. En medio de esa pugna y de la de fondo por la aprobación de la Nueva Constitución, llegó septiembre. Este diario graficó el clima de división social: “En Bolivia se vive una tensión que envilece la vida cotidiana”, tituló un nota.

La crisis llegó otra vez a los enfrentamientos. En su edición del 10 de septiembre, OPINIÓN informó: “Protesta contra el Gobierno se desborda con violencia”, “Toma, saqueo y destrucción de oficinas públicas en Santa Cruz”, “Ministros descartan Estado de sitio y denuncian ‘golpe cívico prefectural”. Ese mismo día, el Gobierno tomó una de sus decisiones más fuertes: “El Presidente le pide al Embajador de EEUU que abandone el país”. “Estamos al borde del enfrentamiento entre civiles, con un Gobierno que pierde el control territorial y la gobernabilidad”, indicó el editorial del 11 de septiembre.

Mientras la crisis llegaba al sur con la explosión de un gasoducto en Tarija, el definitivo derramamiento de sangre fue en Pando. El 12, OPINIÓN tituló: “Al menos nueve muertos en violenta lucha en Pando”, con el antetítulo “Grave enfrentamiento entre masistas y cívicos” y el adelanto: “Campesinos y funcionarios de la Prefectura de Pando se enfrentaron en el pueblo de Porvenir”. Los muertos de Porvenir —nombre que no parece casual— llegarían a 13 y se contaron por decenas los heridos y desaparecidos. A esas alturas, las reacciones venían ya del exterior: “Chávez amenaza con intervención armada si derrocan a Evo”, fue otro de los titulares de tapa.

Por su violencia, la masacre había puesto un alto a todo. Cinco jornadas después, los titulares fueron: “Prefecto Leopoldo Fernández detenido y confinado” y “Gobierno y prefectos firman preacuerdo para dialogar”. El bloque de la Media Luna comenzaba a desmoronarse, así se lo reflejó en el adelanto: “Aceptadas las bases del diálogo elaboradas en negociaciones entre el Vicepresidente y el Prefecto de Tarija, ambas partes vendrán a Cochabamba para negociar (…). Hasta ayer por la tarde todo parecía perdido por la detención del prefecto de Pando, Leopoldo Fernández, sin embargo por la noche el Prefecto de Santa Cruz anunció la firma del documento que ya había sido rubricado por el Gobierno”.