Opinión Bolivia

  • Diario Digital | viernes, 29 de marzo de 2024
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COLECTIVO TELARTES

Cumbre entre lo urgente y lo importante

Cumbre entre lo urgente y lo importante
La flamante Ministra de Culturas y Turismo ha anunciado que en abril se realizará la Cumbre de Culturas. No sabemos cómo se está pensando organizar un evento de tal envergadura, esperemos que lo haga con la participación de la sociedad civil y que su diseño responda a la dinámica de los procesos culturales de Bolivia. Sin embargo, no soy muy optimista con este anuncio, ya que no existe en la historia cultural de Bolivia un antecedente donde las autoridades permitan que un evento de tal amplitud se organice con los actores culturales (rurales, urbanos, indígenas).

Mi primera duda proviene del tiempo previsto para su organización: ¿un mes? Una cumbre en serio se organiza en un año, por lo menos. A partir de ello, mis dudas crecen: quién, cómo, con qué contenidos y metodologías, cuáles serán los criterios organizativos y de producción del evento, cuál el sistema de participación y representación, etc. Está claro que seguramente jugarán un papel los consejos departamentales de Culturas, si no, ¿quién? Pero una mayoría de estos está de capa caída. Tenemos organizaciones en la sociedad civil, pero la mayoría estará esperando la convocatoria y no cuestionará el proceso de su organización. Dado que el anuncio no dice nada de esto, en realidad habrá que darle a la Ministra el beneficio de la duda.

De todas formas y para no ser agoreros, aun si se organizara en un mes, esperemos que el esfuerzo sirva para que el sector despierte de su larguísimo letargo, alimentado por la desunión y la dispersión. Y al despertar se dé cuenta de que hay un avance significativo en debate y propuesta, que busca cambiar la situación de precariedad del sector a uno de dignidad. Hay una Ley de Culturas avanzada, está la Ley del Cine en la puerta del horno, se ha avanzado en una Ley del Artista, otra de Espacios Culturales, etc. Pero el problema central sigue siendo el mismo: no hay plata, ni tampoco el clasificatorio de presupuestos públicos tiene enfoque cultural incluido. Por tanto, con cumbre o no, los actores culturales (artistas, activistas, instituciones, gestores, comunicadores, etc.) deben apuntar no solo a lo urgente, sino a lo importante: exigir y lograr que la redistribución de la riqueza llegue también al sector, y eso es por lo menos el 1 por ciento del Presupuesto General del Estado. Si se logra eso, todo lo demás tendrá un horizonte posible; sin eso no hay nada, todo serán bonitas resoluciones para un cambio que hasta ahora no se ha dado para el sector, y ya llevamos 11 años de Revolución Democrática y Cultural.