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  • Diario Digital | viernes, 29 de marzo de 2024
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Respuesta al Ministerio de Educación

Respuesta al Ministerio de Educación
El Ministro de Educación publicó una columna titulada “La verdad ante la mentira del artículo ‘Quemar y prohibir libros” (Opinión, 4 de marzo), en la que, de manera descalificadora, sostiene que mis afirmaciones son mentiras, que utilizo un texto normativo sin comprenderlo, que relativizo la acción de quemar libros por parte del Magisterio Urbano de Cochabamba y que, por todo ello, les debo una explicación a mis lectores y la población, puesto que, según dicha nota, manipulo de manera subliminal la información.

Valoro la respuesta del ministro, porque ha podido decir su verdad sin ningún tipo de veto, de manera libre y democrática. Comparto algunos criterios y disiento en otros.

Me parece positivo que el señor Aguilar haya dicho la «palabra oficial» del Gobierno sobre la prohibición de libros: “El Ministerio de Educación no prohíbe libros, ni los controla; prohíbe ventas obligatorias, condicionadas o pactadas. Nada más”.

También me parece importante que la mencionada columna clarifique el significado del Artículo 44 en su parágrafo VI, de la Resolución 001/2017, de la siguiente manera: “El Artículo 44 (…), con claridad establece la prohibición de entregar listas de materiales escolares y de libros de una editorial o librería específica, en el sentido de que un padre o madre de familia podría comprarlo en cualquier librería. (…), para evitar negocios entre personas inescrupulosas y las editoriales o librerías”. Como verán, amables lectores, estamos frente a una interpretación de la normativa, la interpretación oficial. ¿Hacer interpretaciones es faltar a la verdad? Sería bueno que personeros del Ministerio visiten algunas unidades educativas para recabar información acerca de cómo están comprendiendo los maestros dicha resolución. Hasta el momento, no he encontrado ninguno que coincida con su explicación.

Estoy de acuerdo con la columna del ministro, en que quemar libros es un acto inaceptable, pero ¿quemaron libros reales los dirigentes del magisterio? ¿O fue una quema simbólica de algunas páginas fotocopiadas en grande? Considero importante que el Ministerio de Educación vuelva a revisar las imágenes del spot televisivo promovido por el Gobierno y que verifique las fotos de las notas periodísticas, para constatar si realmente se quemaron libros o no. Cualquier persona, con o sin título universitario, sabe bien que existe una diferencia ontológica, es decir esencial, entre el símbolo y la realidad que este representa. Si no se hubiera quemado libros reales, si la quema hubiera sido simbólica, ¿quién habrá manipulado la información de manera subliminal?

Por todo lo mencionado, considero que hacer interpretaciones sobre una normativa poco clara no es faltar a la verdad; me parece inaceptable la quema de libros, pero creo que es importante distinguir entre lo simbólico (y todo lo que el símbolo puede expresar) y lo real. Por otro lado, sugiero que personeros del Ministerio realicen visitas orientadoras a las unidades educativas, para que las normativas se cumplan según la intención de esa cartera de Estado. Reafirmo que la tolerancia es un puente hacia el diálogo y que este es una invitación a la comprensión de las lógicas del otro. Me alegro, finalmente, de que todos podamos opinar, de manera respetuosa y ética, en un país democrático.