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  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
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La verdad ante la mentira del artículo “Quemar y prohibir libros”

La verdad ante la mentira del artículo “Quemar y prohibir libros”

(...) El “Máster en Formación Docente e Innovación Educativa” Néstor Ariñez R. (Opinión, 23 de febrero) expresa su “indignación” ante dos situaciones diferentes, pero que, según Ariñez, tienen en común la intolerancia: por un lado, los supuestos actos de censura de parte del Gobierno en torno a la prohibición de textos en las unidades educativas, expresados en la Resolución 001/2017, que los califica como “mentalidad colonialista”; y, de manera menos radical y tratando de relativizar la quema de libros por parte de la dirigencia de los maestros urbanos de Cochabamba, califica de “quema simbólica de algunos textos escolares, como muestra de su rechazo a un currículo impuesto”.

Por respeto a la opinión pública, y mucho más por respeto a la verdad, no podemos dejar pasar esta manipulación y subliminal manejo de la información. Señor Ariñez, como “Máster en Formación Docente e Innovación Educativa”, usted le debe una explicación a sus lectores y a la población. Permítame, solamente, citarlo y citar la Resolución Ministerial 001/2017. Usted dice: “Resulta que el actual Gobierno, por medio de un artículo ambiguo en la Resolución 001/2017, prohíbe el uso de textos y amenaza con sanción, y, parágrafo seguido, los permite siempre y cuando el maestro lo autorice. Por miedo al castigo, muchos profesores no solicitan libros y se conforman con fotocopias y otros materiales de mala calidad”. Pero, qué dice la Resolución 001/2017 en su Artículo 44, numeral VI: “Queda terminantemente prohibida la entrega a las y los estudiantes de Educación Inicial en Familia Comunitaria, Primaria Comunitaria Vocacional y Secundaria Comunitaria Productiva de las unidades educativas fiscales, privadas y de convenio de listas de materiales educativos, incluida la exigencia de libros de una editorial o librería específica que afecten la economía de los padres, para lo cual las direcciones de las unidades educativas son las encargadas de su estricto cumplimiento; caso contrario, serán sancionadas de acuerdo a normativa vigente”. Y en el numeral VII: “Las Direcciones Departamentales, Distritales y de unidades educativas, maestras y maestros son responsables de revisar y autorizar el uso de materiales escolares acordes con el Modelo Educativo Sociocomunitario Productivo para los procesos educativos”.

Lo que usted dice, señor “Máster en Formación Docente e Innovación Educativa” Néstor Ariñez, no es cierto; cita un artículo sin mostrar su contenido verdadero y califica las acciones del Ministerio de Educación sobre la base de una lectura incompleta y parcial, y en su caso al parecer no leyó el artículo que cita. El Artículo 44, en el numeral de referencia, con claridad establece la prohibición de entregar listas de materiales escolares y de libros de una editorial o librería específica, en el sentido de que un padre o madre de familia podría comprarlo en cualquier librería. Eso, si no lo comprendió, para evitar negocios entre personas inescrupulosas y las editoriales o librerías. Lo mismo se hace con uniformes e indumentaria deportiva. El Ministerio de Educación no prohíbe libros, ni los controla; prohíbe ventas obligatorias, condicionadas o pactadas. Nada más.

En el caso de los dirigentes de los maestros urbanos de Cochabamba que quemaron libros, señor “Máster en Formación Docente e Innovación Educativa” Néstor Ariñez, esos libros no tienen ninguna vinculación, directa o indirecta, con el Ministerio de Educación, no son textos oficiales, ni fueron autorizados como obligatorios; y, aunque lo fueran, lo que hicieron los supuestos maestros es quemar libros, el atentado más cruel e inaceptable en los espacios de la educación, la comunicación y la ciencia. Pero, señor Ariñez, ¿por qué relativiza aquella acción tan despreciable, solo vista en las épocas fascistas y en las dictaduras militares? (...).

*Réplica, editada por razones de espacio, del Ministro de Educación a un artículo publicado en Opinión.