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  • Diario Digital | sábado, 20 de abril de 2024
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Se gradúan bailarines contemporáneos en Egipto

Se gradúan bailarines contemporáneos en Egipto


La primera promoción de estudiantes del Centro de El Cairo para la Danza Contemporánea (CCDC) se graduó finalmente, después de años de dificultades, en los que la escuela, la única de estas características en Egipto, llegó a sufrir un cierre temporal.

Su directora artística, Karima Mansur, explicó a EFE que este centro es "único", no solo en Egipto, sino en el mundo árabe y también en África, porque no hay otro lugar que ofrezca un "programa de tanta duración, consistencia y calidad" para los aspirantes.

Mansur ha luchado para poder ofrecer esta formación a los alumnos, desde que fundó este proyecto junto a otros artistas independientes en 2012, al calor de la explosión creativa que siguió a la revolución de 2011.

Empezó a ofrecer su programa en el Centro de Creatividad ubicado en el recinto de la Ópera de El Cairo, que le fue cedido por el entonces ministro de Cultura, Emad Abu Gazi, el cual "abrió la puerta al diálogo con los artistas independientes".

Mansur quería formar un grupo de bailarines, para que pudieran actuar, coreografiar o enseñar danza, y que tuvieran acceso a un espacio propio para ensayar y expresarse, sin que se vieran obligados a viajar fuera del país.

Pero en 2013, el gobierno del expresidente Mohamed Mursi decidió retirar la financiación a la escuela, cuyas puertas tampoco abrieron después del derrocamiento de Mursi a manos de los militares en el verano de ese mismo año.

Sin embargo, Mansur aseguró que "no se podía dejar morir el proyecto" y que "el entusiasmo de los estudiantes" hizo que continuara, a pesar de las dificultades.

La directora consiguió entonces fondos para abrir una escuela privada con sede en el barrio cairota de Mohandisín, donde se celebró este mes, el quinto aniversario del CCDC y tuvo lugar la ceremonia de graduación de la primera promoción de bailarines de este centro.

Con esa graduación, Mansur consideró que ha realizado la "primera fase" de su sueño que, según reconoce, "cambia, evoluciona y crece" con el tiempo.

No obstante, los estudiantes, los profesores y los objetivos de la escuela han sido los mismos, desde sus duros comienzos en 2012 hasta que concluyó la formación de la primera promoción en junio de 2015, pasando por el parón de 2013, cuando la escuela permaneció por varios meses cerrada.

Ahora, el CCDC intenta autofinanciarse ofreciendo clases y talleres a los aficionados, semiprofesionales y profesionales de la danza, y Mansur asegura que intenta hacerlo a un precio asequible para todo el mundo, "dando prioridad al talento y no a los que puedan pagar".

Ibrahim Abdu, uno de los graduados de la primera promoción, asegura que ahora es un "bailarín profesional", no sólo porque sepa hacer movimientos espectaculares, sino porque recibir formación en el CCDC le ha creado "una conciencia".

Antes de comenzar sus estudios, practicaba la danza de forma esporádica en talleres independientes en centros de arte y cultura, pero "no encontraba oportunidades para ensayar de forma consistente y seria".