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  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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El referendo y sus efectos en el mapa político nacional

El referendo y sus efectos en el mapa político nacional
En la investigación “Urnas y democracia directa, Balance del Referendo Constitucional 2016”, de los sociólogos Fernando Mayorga y Benjamín Rodríguez, se sostiene que “es importante mencionar que los casos “Fondioc” (Fondo indígena), “Zapata-CAMC” y la tragedia acontecida en la Alcaldía de El Alto se encuentran en fase de investigación, por lo que tienen la cualidad estricta de “supuestos”. Sin embargo, en la arena política, las apariencias y lo subjetivo a menudo forman realidades que influyen en el voto, más aún cuando estos casos ya impregnados de escándalo aparecen en vísperas electorales.

Es así como ambos bandos se vieron obligados a ajustar sus estrategias de campaña con estas nuevas variables.”, para el Referendo Constitucional que se realizó el 21 de febrero de 2016, en el que se consultó a la población si estaba o no de acuerdo en la modificación del artículo 168 sobre la reelección del Presidente y Vicepresidente del Estado.

En medio de este panorama, los ciudadanos se expresaron dando un triunfo al “No” por una diferencia de 2.6 por ciento . Es decir, 136.000 votos sobre los 5.4 millones emitidos. La siguiente es una parte de las conclusiones de esa investigación:

REDES SOCIALES Esta tendencia se exacerbó en las redes sociales digitales debido al contenido de los mensajes cuya viralización fue mayor mientras más denigrantes eran las palabras y las imágenes —en los memes— dirigidas contra la figura presidencial.

Las campañas por el No fueron más vigorosas en este ámbito y se confun- dieron con el accionar de usuarios —algunos ficticios— que elaboraron y difundieron un conjunto de prejuicios que desplazaron el tema de la consulta a denuncias sobre supuesta corrupción gubernamental e inclusive, como tituló un sitio web: “escándalo sexual” (infobae.com, 2016).

Por primera vez, la agenda mediática fue definida por Facebook y los medios de comunicación convencionales se convirtieron en cajas de resonancia —inclusive en el día de la votación—, ante la inexistencia de restricciones al uso de redes sociales digitales. Esa polarización fue incentivada por algunos promotores del No en un circuito comunicacional —más de opinión que de información— que involucraba a redes sociales digitales, programas televisivos y periódicos (algunos diarios publicaron al filo del plazo autorizado una “encuesta flash” de dudosa calidad que otorgaba al No una amplia victoria) que permite sugerir la existencia de nuevas pautas de formación de la opinión pública.

EVO CONTRA EVO Por su parte, el MAS impulsó una polarización ficticia utilizando argumentos de carácter convencional porque enfocó su discurso en el “complot norteamericano”, el retorno del neoliberalismo y de los partidos tradicionales, la “guerra sucia” de la derecha y términos usuales en su propaganda de antaño. Esa estrategia pretendió provocar un escenario de polarización —favorable a Evo Morales en anteriores comicios—, sin advertir que en esta contienda no existía un adversario definido: el No tenía muchos portavoces pero, sobre todo, se alimentaba de múltiples motivaciones que convocaba un amplio abanico de detractores del Gobierno, tales como la crítica al extractivismo económico y la defensa del Estado de derecho, para utilizar ejemplos disímiles. En otras palabras, el votante no debía elegir entre el Presidente y un oponente, sino entre la posibilidad de su permanencia en el poder por una década más o no. Era una figura inédita: Evo contra Evo.

La polarización fue “escenificada” en los medios de comunicación y la telefo- nía móvil (smartphones) e incentivada por los actores políticos. La polarización ideológica no se encarnó en la ciudadanía.