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  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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“Me tomaba la temperatura 25 veces al día”

“Me tomaba la temperatura 25 veces al día”
Supo que tenía un problema y que necesitaba ayuda un día en el que fue a jugar bolos con su esposa y sus suegros. Con cierta frecuencia se ausentaba para ir al baño. Pero, no porque tuviera un problema estomacal o hubiera consumido mucho líquido. Lo hacía para encerrarse en un cubículo y tomarse la temperatura. "Todo el tiempo tenía un termómetro en el bolsillo. Cuando mi esposa lo descubrió, me dijo que dejara de hacerlo, así que me escondía para poder tomármela, lo hacía unas 25 veces al día", le cuenta a la BBC Morgan Griffin, quien reconoce que es hipocondríaco

Explica que siente que la preocupación lo protege y lo salva de la muerte, que en el momento en el que deje de hacerlo, la enfermedad aparecerá. Siempre piensa que tiene lo peor y lo más grave.
Según algunos especialistas, la hipocondría es una condición poco entendida, que en muchas ocasiones es objeto de burla. "Pero, hay casos en los que la ansiedad es tal, que las personas terminan con alguna discapacidad, no son capaces de trabajar o terminan incluso en silla de ruedas", indica Alfred Margulies, profesor del Departamento de Psiquiatría de la Universidad de Harvard, en Estados Unidos. "En ocasiones ni siquiera los médicos los toman en serio. Se refieren a los hipocondríacos con calificativos bromistas". "Y cuando no se encuentra una explicación médica a los síntomas, hay quienes piensan que la persona está fingiendo o se engaña a sí misma".
Según el Manual de Desórdenes Mentales, publicado por la Asociación de Psiquiatría Americana, la hipocondría es una enfermedad en la que la persona se preocupa en extremo porque cree que está enferma o se enfermará pronto. El paciente cree que sensaciones normales del cuerpo —como fatiga, dolor de cabeza o dolor en el cuerpo— son síntomas de una enfermedad grave o mortal. Puede ocurrir también que no tenga síntomas

La (falta de) evidencia científica es un punto fundamental para entender el padecimiento y lo que genera en quienes tratan a la persona que lo sufre

"A todos nos pone nerviosos enfermarnos, también la posibilidad de que a alguien cercano le pase algo", reconoce Catherine Belling, profesora de medicina de la Universidad Northwestern, en EEUU. "En el caso de un hipocondríaco, puede ser que tenga algún problema de salud, pero también se cree que la persona quiere atención que no necesita, y esto genera hostilidad", apunta

La docente, que también es autora del libro “Una condición de duda: los significados de la hipocondría”, dice que un médico no tiene forma de asegurar que la persona está totalmente bien. "Si pese a la realización de exámenes médicos no se evidencia ninguna enfermedad, pero la persona sigue diciendo que se siente mal, no es posible tener certeza de que no le pasa nada, solo se le puede decir a la persona que no hay evidencia científica acerca de un problema"

El concepto de hipocondría ha estado presente desde hace más de 300 años. En la obra del artista francés Molière, El enfermo imaginario, estrenada en el siglo XVII, el personaje principal es un hipocondríaco. Esa palabra fue la que se utilizó para traducir el título de la pieza del francés al inglés, según Belling.  Curiosamente, Molière murió de tuberculosis poco después de actuar en una de las presentaciones de “El enfermo imaginario” (...).