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Las raíces alemanas de Odebrecht

Las raíces alemanas de Odebrecht
La constructora Odebrecht es una compañía familiar cuyas raíces se remontan a 1856, con la llegada a Brasil de un joven ingeniero alemán que inició una estirpe que hoy se ve envuelta en un escándalo de corrupción sin precedentes en Latinoamérica.

Emil Odebrecht siguió el flujo migratorio germánico de mitad del siglo XIX con destino Brasil y se instaló en Santa Catarina (sur), donde se casó con Bertha Bichels, con quien tuvo 15 hijos y decenas de nietos.

Uno de ellos fundó la constructora Emilio Odebrecht & Cia., que en 1923 desarrolló varios proyectos en el noreste brasileño, pero tras la crisis provocada por la II Guerra Mundial cedió el timón a su hijo Norberto.

En Salvador (Bahía, noreste), Norberto creó en 1944 la empresa que daría origen al grupo Odebrecht y en 1953 realizó la primera obra para Petrobras, la petrolera estatal convertida en el eje de la mayor trama de corrupción de la historia de Brasil.

Fue a partir de 1964, con el inicio de la dictadura que se prolongó hasta 1985, cuando Odebrecht y otras grandes constructoras extendieron su influencia y estrenaron el entramado destapado por la operación Lava Jato, según Fabiano Angélico, especialista en combate a la corrupción. "Es una cuestión que no comienza ahora, viene de décadas atrás. Estas empresas desarrollaron relaciones muy próximas a nivel político y comenzaron (sus malas prácticas) cuando aún no había sistemas de control". En una época en la que "la prensa era muy débil", la relación entre las constructoras y el poder político durante el régimen creció de manera "asustadora".

Progresivamente, Odebrecht se expande por la región y para 1985 sus proyectos en el exterior representan cerca del 30 por ciento de los contratos en cartera, en una estrategia de internacionalización que la llevó a 26 países. Ahora, al menos en 12 de ellos planea la sombra de la corrupción por sobornos a políticos. "Sería muy difícil crecer tanto sin los sobornos. Muy probablemente lo que permitió que se transformasen en lo que se transformaron (las constructoras manchadas por corrupción) fueron exactamente los sobornos. Una cosa no está disociada de la otra", asevera Angélico.

En 1991, Norberto cede la presidencia a su hijo Emilio, quien en 2002 la deja en manos de Pedro Novis. Novis le pasa el testigo en 2009 al hijo de Emilio, Marcelo, preso desde 2015 y condenado a 19 años y 4 meses de cárcel por corrupción pasiva, asociación para delinquir y lavado de dinero.