Mucho se ha investigado sobre la enseñanza que incluye tecnologías en el aula, también acerca de los beneficios que tanto estudiantes como docentes obtienen al usar tecnología para apropiarse de los contenidos. De igual manera, es sabido que no es lo mismo usar tecnología en el aula que incorporarla al aula. Podríamos dedicarle varios párrafos a la diferencia que existe entre estas dos instancias.

Todos sabemos que las tecnologías han comenzado a jugar un rol esencial en la enseñanza presencial en los últimos años. Debido a la importancia de las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC), tanto en el aula como en la sociedad actual, detenernos a pensar en los posibles obstáculos para adoptar y apropiarse de la tecnología en las clases presenciales es un ejercicio importante si queremos priorizar la calidad de la enseñanza.

Para la implementación de TIC en el aula, existen barreras extrínsecas e intrínsecas. A grandes rasgos, lo extrínseco puede estar identificado con las decisiones institucionales y lo intrínseco con el cuerpo docente. En cuanto a los obstáculos extrínsecos, se destacan el tiempo, los recursos y —por supuesto— la formación que necesitan los docentes para poder manejar esas tecnologías con idoneidad. Con respecto a los obstáculos intrínsecos, podemos nombrar las actitudes frente a la incorporación de TIC, así como también las creencias, las metodologías que adoptamos y nuestra resistencia innata a lo desconocido.

La primera medida a tener en cuenta supone poner el foco en la formación docente, puesto que quien deberá implementar las TIC en el aula será el docente. Por supuesto que no siempre se da el caso de contar con docentes que estén ávidos de compartir su conocimiento o que estén instruidos en el uso de la tecnología, y es allí donde se debe invertir en cursos de formación, pues los docentes que tomen estos cursos serán luego los agentes de cambio en sus instituciones.

La superación de los obstáculos intrínsecos será tema de una futura publicación en la que nos detendremos en analizar nuestras creencias y actitudes frente a los cambios que nos proponen las instituciones para avanzar en el uso y la implementación de las nuevas herramientas que nos ofrece el inmenso mundo de las TIC.