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  • Diario Digital | viernes, 29 de marzo de 2024
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MUJERES QUE CAMINAN CON LOBOS

Morir de amor

Morir de amor
Muchas veces nos repitieron que nadie se muere de amor, pero yo siempre dije que sí se muere de amor, sobre todo en este tiempo. Cada día vemos a mujeres morir de amor, pero de un amor degradado, despreciado, devaluado. Un amor que es adicción, que es cualquier cosa menos amor de verdad.

Pero, cómo afrontar esta lacra en la que las mujeres nos vemos inmersas, sin ver una luz, sin ver una salida.

¿Qué pasa en este tiempo para ver cada vez más mujeres muertas a diario? ¿Qué mal hicimos las mujeres para que las cosas salgan de este modo? ¿Qué tan malas fueron las políticas que impulsamos? ¿Qué pasa en este tiempo para que haya tanta intolerancia y así tan simple se mate, se golpee a las mujeres? ¿Qué gobierno tenemos que no hace nada para prevenir este tipo de crímenes que se vienen como una avalancha que nos ahoga? ¿Cómo puede aún querer postularse para presidente un señor como Morales, cuando en su gobierno aumentaron los crímenes de odio hacia las mujeres?

Estamos viviendo, pues, una época inútil, un sinsentido... Un sinsentido en el que tenemos que parirnos a nosotras mismas y enseñar a los hijos hombres a que la mujer es un ser que vale mucho como para hacerle daño, que tiene que ser valorada y amada. Y a las hijas mujeres hay que enseñarles a amarse, a distinguir qué es el amor y qué es la adicción a un mal amor. ¡Hay que enseñarles a huir hacia adelante para que se libren de la violencia!

Pero, lo más importante es transmitir de madre a hija el gran poder de la intuición que está formado por una vista interior, un oído interior, una percepción interior y una sabiduría interior tan buenas como la tierra. Esa intuición que, a lo largo de las edades, se ha quedado en algo enterrado en el interior de las mujeres a causa del desuso y de una infundada mala fama.

Si las mujeres han perdido esa intuición, cuando la vuelvan a encontrar, pugnarán por conservarla para siempre. Una vez que la hayan recuperado, lucharán con todas sus fuerzas para conservarla, pues con ella florece su vida creativa; sus relaciones adquieren significado, profundidad y salud; sus ciclos sexuales, creativos, laborales y lúdicos se restablecen; ya no son el blanco de las depredaciones de los demás, y tienen el mismo derecho a crecer y prosperar según las leyes de la naturaleza. Saben instintivamente cuándo tienen que morir las cosas y cuándo tienen que vivir; saben cómo alejarse y cómo quedarse.

Cuando las mujeres reafirman su relación con la naturaleza salvaje, adquieren una observadora interna permanente, una conocedora, una visionaria, un oráculo, una inspiradora, un ser intuitivo, una hacedora, una creadora, una inventora y una oyente que sugiere y suscita una vida vibrante en los mundos interior y exterior.

Cuando las mujeres están próximas a esta naturaleza, dicha relación resplandece a través de ellas. Esa maestra, madre y mentora salvaje sustenta, contra viento y marea, la vida interior y exterior de las mujeres.