Opinión Bolivia

  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
  • Actualizado 11:15

Inclusión en el alto mando policial

Inclusión en el alto mando policial
El general Abel de la Barra Cáceres se convirtió, este lunes, en el primer afrodescendiente en asumir como comandante nacional de la Policía Boliviana. Fue posesionado por el presidente Evo Morales, en un acto en el que la máxima autoridad de la institución verde olivo reivindicó su raza y calificó su designación como un hecho histórico para la institución. “Soy de raza negra. El primer afroboliviano en lograr la comandancia”, dijo en su alocución, en la que también rindió homenaje a sus ancestros que "siendo desarraigados de sus tierras en África fueron trasladados a América en penosas condiciones de vida, iniciándose así cientos de años de esclavitud".

De sus planes para su gestión llamó la atención su anuncio de que, siguiendo los principios del Gobierno, creará de forma urgente una Dirección de Descolonización. "La descolonización, ese racismo en algunos malos funcionarios debe erradicarse de la institución. Debemos entender que todos somos bolivianos, que los policías somos de una misma condición. Eliminaremos viejos resabios que quedaron en algunas estructuras mentales”, justificó.

Sin dejar de reconocer el sistema rotatorio que rige la designación de comandantes de la Policía en función de los años de promoción de los aspirantes, la nominación de la Barra no puede dejar de interpretarse como una decisión inscrita en la política de inclusión que viene llevando adelante la administración de Evo Morales. En sus diferentes gestiones, su gobierno ha promovido la designación y elección de representantes de las naciones indígenas para cargos jerárquicos, como ministerios, viceministerios, direcciones u otros. Tampoco se puede ignorar su apuesta por incorporar a más mujeres en altos cargos ejecutivos, en una práctica que persigue la equidad de género mediante la fijación de cuotas. Estas políticas, que se ha dado en llamar de discriminación positiva, tienen seguidores y detractores. Unos las ponderan defendiendo su impacto en la visibilización de poblaciones o sectores históricamente marginados, mientras que otros las condenan aduciendo que las personas elegidas para los cargos no reúnen condiciones para ejercerlos, a más de su origen y/o género. Seguramente consciente de esta controversia, y en el afán de descartar que su nominación se deba nada más que a una movida inclusiva en la institución policial, el flamante Comandante ha asegurado que ha llegado al cargo por méritos profesionales. “Hoy, después de tantos años de invisibilidad, estoy en la palestra, como el primer ciudadano afroboliviano en estas circunstancias después de muchos esfuerzos y por méritos propios y ser el primero de la promoción 85”, dijo, en alusión a su desempeño formativo. Así también se asumió como un policía “de calle” o “tropero”, más dado al trabajo operativo que administrativo.

Lo cierto es que, con la designación de Abel de la Barra, el pueblo afroboliviano está en condiciones de alcanzar una mayor visibilidad en la vida pública de este país. Así lo ha reconocido el exdiputado afrodescendiente y actual director general de Tierras, Jorge Medina, para quien la ocupación de la Comandancia de la Policía otorga a los afrobolivianos –una de las 36 nacionalidades reconocidas por la Constitución– un papel más decisivo en la organización del Estado. No es algo que pueda despreciarse, menos dentro de la población afrodescendiente en Bolivia, la cual, según datos del Instituto Nacional de Estadística, asciende a 22.777 personas.

Lo que corresponde ahora es dejar trabajar al nuevo Comandante y esperar, por el bien de los bolivianos, que esté a la altura del cargo para el que ha jurado.