Luego de que Corea del Norte lanzara un misil de prueba en dirección a Japón, Donald Trump y sus asesores planearon la respuesta estratégica a la acción militar desde una cena privada, a la vista del resto de los comensales.

Las conversaciones sobre incidentes internacionales como el lanzamiento de prueba, usualmente se llevan a cabo en lugares con alta protección contra escuchas, como el “cuarto de situaciones” en la Casa Blanca.

Si los mandatarios se encuentran fuera de la residencia presidencial, deben trasladar las discusiones sobre asuntos clasificados a una “instalación aislada de información sensible”, una ubicación temporalmente blindada a intrusiones.

El republicano se encontraba en una cena de despedida para el primer ministro japonés Shinzo Abe, realizada este sábado en Mar-a-Lago, el exclusivo club propiedad del magnate en Florida, cuando recibió la alerta del ejercicio militar norcoreano.

Uno de los asistentes a la reunión publicó fotografías en dónde se ve al mandatario estadounidense conversar por teléfono y a sus asesores trabajar en computadoras,mientras usan celulares para alumbrar las pantallas.

Aunque el club no está abierto al público y cada membresía cuesta $200,000 dólares, la cena entre los líderes mundiales se realizó en el comedor del inmueble, al que todos los miembros registrados tienen acceso.

“No hay excusa para dejar a una crisis internacional desarrollarse frente a un montón de miembros de un club campestres como una cena en el teatro” tuiteó Nancy Pelosi, líder de los demócratas en la Casa de Representantes.