Opinión Bolivia

  • Diario Digital | martes, 23 de abril de 2024
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#21FdíadelaDivisión

#21FdíadelaDivisión
Lo único que consiguió el adelantado y mal calculado referendo del 21 de febrero de 2016 fue reavivar el fuego de la división en Bolivia que se había mantenido durante algunos años en llama suave. A un año de esa fecha, oficialistas y opositores alistan sus huestes, los primeros para recordar el Día de la Mentira y los otros para hablar del Día de la Verdad y de la Vergüenza, entre otros adjetivos calificativos más.

Un extranjero recién aterrizado en Bolivia pensaría que se trata de dos días o temas diferentes, pero no. Los resultados del 21 de febrero de 2016 son leídos desde ángulos totalmente opuestos. Para el Gobierno, el hecho de que el 51.3 por ciento de la población haya negado la posibilidad de reabrir la Constitución para darle a Evo Morales la posibilidad de volver a postularse ha sido interpretado como el resultado de una gran campaña mediática activada por el Cártel de la Mentira.

Con ese argumento, apoyado en un documental dirigido por Andrés Salari para el Ministerio de la Presidencia, el Gobierno busca convencer a sus bases de que la derrota sufrida en el referendo del 21 no fue fruto de un desgaste político del Primer Mandatario, sino de un complot mediático gestado a partir del caso Zapata que habría buscado erosionar la supuesta cohesión del proceso de cambio.

Aunque no se sabe qué ocurrirá el 21 de febrero porque cuando la gente sale a las calles todo puede suceder, lo cierto es que el escenario no será exactamente el mismo de años pasados porque actualmente en Bolivia prácticamente no existe oposición por cuanto partido que se le puso al frente al MAS fue prácticamente descabezado y los líderes enviados al limbo judicial, mientras otros se pusieron a “buen recaudo” en el extranjero.

¿Quiénes son, entonces, los llamados hoy opositores al Gobierno? Hay de todo un poco y no necesariamente responde a un partido activo. Se trata, en algunos casos, de dirigentes cívicos, en otros de profesionales con algún pasado partidario y, en general, líderes de opinión cuya voz circula, sobre todo, en las redes sociales y espacios de opinión de medios tradicionales.

Tal parece que ese hecho es el que esencialmente molesta hoy al Gobierno porque no está logrando controlar como quisiera a las personas que protestan contra autoridades como el Primer Mandatario. El último caso sucedió recientemente a raíz del Museo de la Revolución Democrática y Cultural que Evo Morales inauguró en el pueblo de 680 habitantes donde nació: Orinoca, tema que hizo estallar las redes sociales con todo tipo de críticas desde la inversión de 47 millones de bolivianos realizada en un lugar alejado y nada turístico hasta el monto que se requerirá anualmente para sostener tal infraestructura.

Este tipo de “opositores” no aglutinados alrededor de un partido y activados desde plataformas denominadas ciudadanas son los que ahora se organizan para salir el 21 de febrero. Por ello, desde La Paz explicaron a Opinión que el llamado a la movilización viene de más de 40 plataformas ciudadanas. Quienes participen en ella llevarán banderas departamentales, nacionales y prendas de vestir rojas, el color asignado por el Tribunal Supremo Electoral al “No” en el referendo.

Han pasado 11 años desde que Evo Morales está en el poder y todo indica que la polarización vista al inicio de su Gobierno continúa, solo que desde otros frentes y a través de otras formas facilitadas por la libertad que hoy existe en las redes sociales, las que no pueden ser controladas como ocurre, muchas veces, con medios de información tradicionales, a los que mediante la otorgación o la anulación de publicidad los diferentes gobiernos han tratado de controlarlos desde la recuperación de la democracia continua en Bolivia en 1982.

Una pena darnos cuenta de que así seguimos y otra vez amenazamos con hacer arder las calles de un país como Bolivia que no deja de dolernos tanto.