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  • Diario Digital | sábado, 20 de abril de 2024
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El extramuro en Cochabamba

El extramuro en Cochabamba
Los beneficios penitenciarios son definidos como aquellos derechos a los que puede acceder un recluso durante el cumplimiento de su condena. Entre ellos se encuentra el extramuro que consiste en permitir al preso salir a trabajar o estudiar desde las 07:00 para retornar al penal a las 19:00.

Lamentablemente, estos horarios no se estarían cumpliendo en Cochabamba y un botón de muestra es el caso de Juan Carlos Aguilar Mérida, más conocido como El Calulas, quien tiene al menos 20 antecedentes delictivos por robos agravados, tentativas de homicidio y otros delitos. El 7 de noviembre de 2013 fue sentenciado a 10 años de cárcel en El Abra, por atracar a tres hermanos e intentar matar a uno de ellos golpeándolo brutalmente, dando lugar a graves lesiones, una cuenta hospitalaria de seis mil dólares y la posterior aparición de secuelas físicas de por vida.

A este peligroso preso se le dio el beneficio del extramuro y él hizo lo que quiso con el mismo gracias a la escasa visión, poca memoria y ganas de registro de algunos uniformados a los que se debiera identificar. A las 21:00 horas del 12 de diciembre de 2016, cuando El Calulas debía estar dentro del penal El Abra, circulaba por la avenida Pando y Circunvalación de la ciudad de Cochabamba, a bordo de una motocicleta negra, marca Pegasus Rudo sin placa ni SOAT ni licencia de conducir; aunque sí portaba el carnet de identidad 6416709. ¡Ah! Un dato más, estaba ebrio. En ese estado chocó contra un automóvil rojo Toyota Corolla, conducido por una mujer que no había bebido. El caso fue atendido por un patrullero del PAC, en primera instancia, pero luego remitido a los investigadores de Tránsito de la EPI Norte, quienes lo habrían protegido con un nombre falso, incumpliendo con su deber de remitir el caso a la Fiscalía, como manda la ley.

Por este caso, Opinión intentó acceder al libro de extramuros para revisar con qué frecuencia El Calulas y otros presos faltan a la cárcel. Sin embargo, el director policial de El Abra, Frieder Jiménez, no quiso mostrarlo, a pesar de que incluso se contaba con la autorización respectiva de Régimen Penitenciario.

¿Por qué existe tanto hermetismo sobre el contenido del libro de control de los extramuros? Si en Bolivia el acceso a información estuviese normado en una ley como ocurre en otros países, tal información no podría ser negada. En todo caso, existen los derechos de prensa a la información, expresión y comunicación que respaldan la necesidad de que la población conozca, mediante los medios de información, qué está ocurriendo con la administración de los penales.

Hasta donde este diario investigó, todo indica que la normativa vinculada al beneficio del extramuro no se está cumpliendo, porque hay delincuentes que no retornan a los penales en los horarios fijados y habrá que ver cuándo, en realidad, regresan. ¿Se podría pensar de otro modo cuando después de ocho días de insistencia y de llamar a Régimen Nacional Penitenciario, la directora de Régimen Penitenciario, Rocío Quipildor, autorizó el ingreso y el acceso al libro, pero el director del recinto, Frieder Jiménez, se negó a mostrarlo?

Preocupa que reos tan peligrosos como El Calulas anden todo sueltos de cuerpo en las calles. No hay que olvidar que la fiscal que logró la condena por este caso, Teresa Ferrufino, contó al salir del juicio en 2013 que la intimidaron: “Me mandaron a decir: ‘Dile a la doctora que no tome este caso como algo personal, porque sino El Calulas también lo tomará como algo personal’”.

Al final del día al revisar este tipo de casos se podría, además, llegar a la conclusión de que personas como El Calulas siguen purgando su pena en una cárcel, solo porque así lo quieren porque dadas las “facilidades” con las que cuentan, bien podrían haberse ido de la misma hace tiempo sin que aparentemente nadie se dé, incluso, cuenta.