Opinión Bolivia

  • Diario Digital | martes, 23 de abril de 2024
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OJO DE  VIDRIO

Internet en los aeropuertos

Internet en los aeropuertos
Comenté en las redes sociales que antes había en los aeropuertos internet de una empresa italiana que cobraba 20 bolivianos la hora y que ahora hay wifi gratuito. Para qué lo diría, porque los comentaristas me dijeron de todo y prometí darles cifras, cosa que no suelen hacer con sus acusaciones no fundamentadas con estadísticas.

En un informe oficial, la empresa de telecomunicaciones citada dice que en nueve años de nacionalizada invirtió 1.391 millones de dólares y aportó 8.203 millones de bolivianos al pago de rentas y bonos que redistribuyen el ingreso, porque tuvo 1.000 millones de bolivianos de utilidades. Entre las rentas y bonos están el Juancito Pinto, Renta Dignidad, Impuestos Nacionales, Prontis, auspicios y donaciones que suman lo indicado, mientras que la empresa privatizada aportó poco más de 3.000 millones de bolivianos en el periodo 1997-2007.

Aún más: En 15 años, la empresa nacionalizada pagará el total de la inversión de la compra del satélite Túpac Katari a razón de casi 3.000 millones de dólares por un mghz mensual; y su patrimonio se incrementó en 278 por ciento después de la nacionalización. El ahorro en tarifas para la sociedad es de casi 8.000 millones de dólares desde la nacionalización y las inversiones en el mismo periodo suman casi 1.400 millones de dólares. En la época anterior, apenas se podía descargar 4.500 libros por hora, pero hoy se descarga 18 millones de libros por hora. Las unidades educativas beneficiadas con internet suman casi 60.000 y hoy se puede hacer 100 mil llamadas simultáneas, frente a 11.000 llamadas del periodo anterior.

La empresa estatal de comunicación recibió 74 premios en 2016, que la destacan como la empresa boliviana con mejor reputación, la mejor empresa en telecomunicaciones, la más solidaria y transparente.

Son datos oficiales que los críticos de la nacionalización se esforzarán en desvirtuar, aunque solo digan generalidades y no den cifras. En general, este es el contenido de las redes sociales: generalizaciones que parecerían indicar que hoy tenemos el peor Gobierno de toda la vida independiente, cuando la realidad económica, social y cultural muestra una estabilidad sin precedentes, una inversión pública sólida y una administración eficiente. Uno se siente tentado de hablar de la clase media letrada “mojigata, engreída, compradora de televisores y cámaras en Miami, acrítica y adoradora de los mitos más reaccionarios”; pero no se preocupen, porque es el escritor Mempo Giarnidelli y habla de la clase media de Argentina en la novela Qué solos se quedan los muertos.