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  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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La mirada “cuantitativa” de Trump

La mirada “cuantitativa” de Trump
El mundo tuvo que dar demasiadas vueltas para llegar al punto de admitir que no se puede seguir mirando el planeta solo desde lo cuantitativo para hablar de desarrollo porque esta forma de mirar el avance de las sociedades lo está matando más rápido de lo calculado. El planeta se está muriendo porque las personas lo estamos matando.

Esta toma de conciencia implicó dejar de hablar solo de números para empezar a dialogar sobre la calidad de vida de los seres humanos. No fue cambio menor porque significó dar un importante viraje internacional hacia la toma de conciencia de que el excesivo consumismo y desarrollo tomado solo desde lo numérico son causantes del descalabro medioambiental.

No se trata de un pequeño cambio, sino de la constatación de que los países autodenominados “desarrollados” estaban asesinando al planeta, arrastrando a todos hacia ese apocalipsis.

Lamentablemente, el nuevo Presidente de Estados Unidos y su forma de pensar más las determinaciones que está tomando nos están mostrando, una vez más, la parte más dura de esa etapa de la humanidad que creímos estábamos a punto de vencer: la cuantitativa que conlleva destrucción a la que nada o poco le importa el medioambiente.

Hace pocos días, Trump firmó un decreto que revive los proyectos relativos a dos polémicos oleoductos: uno es el extenso oleoducto Keystone XL (vetado por Obama), que transportaría crudo desde Canadá hasta refinerías en Estados Unidos, y otro que atravesaría territorio indígena en Dakota del Norte, este último centro de una espectacular polémica interna en Estados Unidos y molestia de la tribu Sioux que temía que la construcción del oleoducto en su territorio promoviera la contaminación de las aguas y la destrucción de áreas que considera sagradas.

Por ello, grupos indígenas y agrupaciones de apoyo organizaron una fuerte resistencia al proyecto, con intensa movilización que incluyó celebridades del cine. Miles de personas llegaron a acampar en el helado territorio abierto de Dakota del Norte, en pleno invierno, para bloquear el proyecto. Los policías trataron de desalojar a los manifestantes y se registraron violentos enfrentamientos que, a su vez, ocasionaron una ola de indignación nacional. Al final, debido a que demasiada gente se fue sumando a la protesta, al Gobierno de Obama no le quedó otra que olvidarse de la idea que ahora retoma su sucesor olvidándose de todo lo ocurrido.

El argumento “cuantitativo” que Trump maneja al respecto es que llevar adelante este tipo de proyectos implica la creación de unos 28 mil puestos de trabajo. Puede ser, pero qué pasa con los daños al medio ambiente.

El otro argumento es que las tuberías podrían ser construidas en Estados Unidos, dando nuevamente más trabajo a la gente. “Insisto en que si vamos a construir oleoductos, que las tuberías sean construidas en Estados Unidos. Vamos a construir nuestro propio oleoducto, nuestros propios caños, como era en los buenos tiempos”.

Esta forma de pensar y ver el mundo solo desde los números seguramente le generarán a la larga a Trump serios problemas en su país porque, para empezar, está mirando a su país y al mundo como si observara a su hacienda o a su empresa en la que puede organizar todo a su gusto, cuidando solo los ingresos económicos, sin pensar dos veces en las consecuencias. En otras palabras, no es un hombre estratégico y menos alguien con una gran capacidad para mirar más allá del dinero.

Es probable que, además, ese sea uno de los problemas principales por el que muchas de las personas con mucho dinero como el que él tiene sean resistidas y es que el problema central no suele estar en su dinero, sino en las “maneras” que tienen para conseguirlo y los valores que activan sus actividades.

Por donde se mire, quienes votaron por Trump seguramente terminarán arrepintiéndose más temprano que tarde y ojalá, para entonces, no sea tarde para el mundo.