Opinión Bolivia

  • Diario Digital | miércoles, 24 de abril de 2024
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NOESIS

Evo-Donald: Cara y cruz

Evo-Donald: Cara y cruz
Los bolivianos, con cierta satisfacción pionera, vemos cómo los denominados poderosos y modernos han optado por transitar por los caminos que les parecían del pasado y propio de sociedades pre modernas o, como alguien los llamó alguna vez, estados fallidos. Sudamérica fue encandilada en la primera década del siglo XXI hacia posiciones populistas bajo la bandera del socialismo del siglo XXI. Después de casi dos décadas de experimento, los latinoamericanos estamos abandonando el embauque y buscando lo que en su momento despreciamos.

No solo EEUU ha sido ganado a lo que los latinos ya estamos abandonando, sino también países de Europa, donde la extrema derecha se extiende por toda la UE caracterizada por el populismo, el euroescepticismo, el nacionalismo y la xenofobia. En cada país tiene muchos otros matices que les distancia y no son igual de radicales. No hablamos de un movimiento uniforme. “Su bandera es la protesta contra las élites políticas y financieras y la defensa de una identidad nacional que se ve amenazada, sobre todo por los extranjeros. Su antielitismo está subordinado a la xenofobia, los partidos tradicionales son el partido del extranjero y son los mismos que han secuestrado los derechos sociales, económicos y políticos de la población”, expone Casals. “Son movimientos antiglobalización de derechas”, añade para simplificar” (Iñaki Pardo, 2016).

Las características del populismo de izquierda, conducidos por líderes de estratos pobres en Bolivia, Ecuador, Nicaragua, Venezuela, Argentina y Brasil se repiten en los populismos de derecha, conducidos por líderes billonarios. El caudillismo a ultranza es su centro. Evo el vengador. Trump el salvador. Solo ellos son los que nos pueden transportar hacia los sueños irrealizados. Son los dioses hechos carne y hueso. Desfachatados, imprevisibles, infalibles. Los caudillos concentran el poder. Los caudillos no nacen en las cunas del poder pues son producto de la inestabilidad institucional y la inmadurez política. Este fenómeno se ha repetido en todo lugar que han surgido caudillos. Se creen dioses y lo asumen: “Estamos reunidos hoy aquí para expedir un nuevo decreto que debe ser escuchado en cada ciudad, en cada capital extranjera y en cada pasillo del poder. De hoy en adelante, una nueva visión gobernará nuestra tierra. Desde este momento, solo Estados Unidos será primero. ¡Estados Unidos será primero!”(discurso de posesión de Trump,2016). Sin embargo, “debemos anticipar que tanto Hitler, como Mussolini, Mao, Trujillo y Chávez, lograron entusiasmar a sus seguidores desde el comienzo.